martes, 3 de enero de 2017

ORA Y NO DUERMAS


Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Mt. 26:40-41.  Es claro que a Jesús le hubiera gustado ver a sus discípulos apoyándolo en oración en un momento tan crucial como el que le tocó vivir, y debe ser decepcionante para el Señor que cuando los creyentes debiendo estar orando, e intercediendo por asuntos graves que competen a la iglesia pues los encuentre “durmiendo”, es decir descuidados de su propia salud espiritual y de sus responsabilidades. El creyente duerme cuando deja de orar, de leer la biblia, sobre todo de obedecer, cuando es negligente en sus labores dentro de la iglesia; duerme cuando en lugar de dar testimonio al mundo de que es un hijo de Dios, pues hace todo lo contrario; y claro esto no agrada para nada a nuestro Salvador. Muchos se preguntan ¿cuánto tiempo debo dedicarle a la oración? Aquí en el pasaje Jesús le dice a Pedro, “¿Acaso no habéis podido velar conmigo una hora?”, ¡una hora! Parece que Jesús da a entender de que es el tiempo mínimo que uno podría usar para hacerlo, recuerda que Jesús se pasaba noches enteras orando, sacrificaba su sueño para poder estar en la presencia de Dios y solicitar gracia y unción, y luego nosotros nos quejamos de por qué no crecemos y por qué no avanzamos, y  es precisamente porque no invertimos tiempo en las disciplinas espirituales, especialmente en la oración. Creo que nuestro Señor que estaba a instantes previos de ser entregado en manos de sus enemigos por la traición de Judas y vivía intensamente aquel momento, sentía una profunda carga por la labor que tenía que cumplir y tenía interés de concluirla. Del mismo modo, los creyentes que no sienten carga por la labor que realizan, que no tienen interés por sus responsabilidades ministeriales, ni por el cuidado de su vida espiritual pienso que no invertirán tiempo en la oración, quizá apenas minutos, y es probable que para algunos sean segundos. Nuestro contacto con Dios no debe ser “fugaz”, sino por el contrario, si queremos ver la mano poderosa de Dios obrando en nuestras vidas entonces dediquemos buen tiempo a estar en su Presencia; y claro a mí no me toca decir el tiempo que debes tener en la oración, eso depende de ti y de lo que el Espíritu te inspire a hacer, tampoco pretendo juzgar a los que invierten poco en oración, ni mucho menos felicitar a los que se jactan del tiempo que tienen para orar, cayendo en una especie de orgullo espiritual que raya más en el fariseísmo. Creo que Dios nos debe guiar a orar conociendo el compromiso que tenemos con Él, y si somos conscientes de ello y de nuestras responsabilidades en la extensión de su reino entonces sabremos que orar es capital y daremos el tiempo que sea necesario para ello. Sólo espero que cuando el Señor regrese no te encuentre durmiendo, por el contrario que te encuentre orando o en el espíritu de la oración, así que desde ahora ejercítate en esta maravillosa disciplina. Búscalo.

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