domingo, 25 de diciembre de 2016

RENUNCIA A TODO PARA SEGUIRLE


Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Mt. 19:21-23. Si un rico lee este pasaje de seguro que se sentirá mal, al parecer hay poca esperanza para aquel hombre adinerado que no quiere renunciar a lo que tiene para entrar en el reino de los cielos. Lo que tampoco significa que no pueda hacerlo, creo que cualquier persona puede acceder a la oferta de salvación de nuestro Señor Jesucristo, sólo que no todos están dispuestos a dejarlo todo para seguirle. Sería bueno enfatizar que nuestro Señor cuando dice que lo “dejes todo” para seguirlo no está relacionado tanto a hacerlo literalmente, a menos que su indicación sea clara en ese sentido, pero hace referencia a que en tu corazón debes estar dispuesto a renunciar a todo para ponerlo a Cristo en el primer lugar de tu vida, y que todo lo demás en comparación con Él, en realidad no signifique nada. Sin embargo, en un mundo materialista y consumista como el que nos toca vivir la gente piensa más en lo material que en lo espiritual y la búsqueda de la felicidad está condicionada al dinero; en realidad son pocas las personas que consideran que el dinero no trae la felicidad, y aunque saben esto, pues igual creen que el dinero hace mucho para que sean felices. William Shakespeare decía que la felicidad “no consiste de condiciones externas, sino de condiciones internas”, de ser así entonces la felicidad no puede estar en lo que tienes en tus bolsillos, sino en lo que tienes en tu corazón. Si Cristo está en tu vida, entenderás que Él es quien te hará feliz al saber que tu vida está en sus manos y que no dependes de circunstancias externas, sino que tu vida la regula Dios y Él es el que te bendice y te da todo lo que tienes. Es más, sabes que en tu tránsito sobre este mundo estarás siempre con su cobertura y no te dejará desamparado, seas rico o pobre Él siempre te bendecirá, como dice el salmista: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado,  ni su descendencia que mendigue pan”, Sal. 37:25. El joven rico se fue triste porque amó más su dinero que a Dios, y tú ¿a quién amas más, a Dios o a lo que tienes? Si es a Dios entonces lo demás ocupa un segundo plano, y si es así eres un hombre feliz porque la verdadera felicidad no viene de cuánto tienes sino de a quién tienes en tu corazón. Búscalo.

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