viernes, 5 de abril de 2024

¿POR QUÉ BAJA LA TASA DE NATALIDAD

 



La baja de la tasa de natalidad a nivel mundial es un fenómeno que ha generado preocupación en muchos países y comunidades. Hay múltiples factores que contribuyen a esta tendencia, incluyendo cambios socioculturales, económicos y demográficos.

En muchos países desarrollados, la baja tasa de natalidad está vinculada a factores como el aumento de la urbanización, la mayor participación de la mujer en la fuerza laboral, el acceso generalizado a métodos anticonceptivos y la postergación del matrimonio y la maternidad debido a la búsqueda de educación y carrera profesional.

Por otro lado, en algunas regiones en vías de desarrollo, la disminución de la tasa de natalidad puede estar asociada a mejoras en la educación y el acceso a la salud, así como a la urbanización y la transición hacia economías más basadas en servicios.

A pesar de que una baja tasa de natalidad puede tener algunos beneficios, como una menor presión sobre los recursos naturales y una mayor atención y recursos disponibles para cada niño, también plantea desafíos significativos para la sostenibilidad de los sistemas de pensiones y de seguridad social, así como para el crecimiento económico a largo plazo.

En el caso de nuestro país, el número de nacimientos en el Perú ha disminuido de forma consecutiva desde el 2012, año en el que se registraron 738,945, un 57% más que los del 2021, que fueron 318,007, informó el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec).

Según este organismo, entre las causas de esta disminución de los nacimientos se encuentra un decrecimiento de los matrimonios, puesto que en el 2020 se inscribieron 44 593 matrimonios, un descenso casi del 50% en comparación con el 2019, con 84 738 registros.

La biblia dice en Gn. 1:22: “Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, …”. Muchos creen que esto ya no podría ser aplicable ahora porque consideran que el mundo está sobrepoblado, somos más de 8 mil millones de habitantes y piensan que los tiempos que vivimos son peligrosos, pero aparte de esta concepción, muchos jóvenes no ven necesario el matrimonio, ni tener hijos porque tienen aspiraciones personales, de estudio y emprendimientos y los hijos en muchos casos son un “impedimento” para dichas realizaciones.

Personalmente considero que Dios creó a la familia y el matrimonio es hechura suya. Los conceptos e ideologías modernos tratan de desvirtuarlo y proponer nuevas formas de convivencia que van en abierta oposición a la voluntad divina. Esto lleva a que las nuevas generaciones estén confundidas y opten por no casarse ni tener hijos para luego generar los problemas arriba mencionados.

Abordar este fenómeno requiere aparte de políticas públicas que fomenten el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar, el acceso a la educación y la salud reproductiva, así como incentivos económicos para la maternidad y la paternidad, requiere también de volver al modelo que Dios creó, el matrimonio heterosexual que si sigue los lineamientos que Él nos dio, pues siempre será bendecido. Finalmente, considero que es importante promover un diálogo abierto sobre la importancia de la familia y la crianza de los hijos en la sociedad actual sin desestimar lo que dicen las Escrituras al respecto y no dejarnos guiar solamente por criterios ideológicos, filosóficos y/o científicos, pues valgan verdades, en una sociedad laica o atea es difícil que la tomen en cuenta.

 

 

 

 

 

 

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