Mas
cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en
aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que
habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. Mt. 10:19-20.
Este texto ha sido mal empleado, pues muchos dicen que no es necesario estudiar
la biblia, ni preparar sermones porque al final el Espíritu Santo se encargará
de poner las palabras en la boca del predicador. Bueno este razonamiento puede
muy bien alentar a la ociosidad y a no preocuparse para preparar mensajes o
sermones que nos pueden llevar a invertir tiempo de estudio bíblico. Es verdad,
hay quienes se han escudado en este pasaje cuando están demasiado ocupados para
no darse tiempo de encerrarse en su casa u oficina y dedicar horas al estudio y
análisis de la palabra de Dios. No niego que a veces el Espíritu Santo puede
usarte sin necesidad de que hayas preparado nada, pero las excepciones no hacen
la regla general. Pienso que los que estudian la biblia “…tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”, He. 5:14, y claro saben
aparte de eso pasajes bíblicos que pueden hasta recitarlos de memoria, lo cual
no es tampoco una excusa para no prepararse. Pienso que la desidia que mueve a
muchos a pensar que es el Espíritu quien los impulsa a hablar lo que se les
ocurre en el momento es lo que personalmente llamaría una “santa improvisación”,
y creo que Dios no es un improvisado. Él nos da claros ejemplos de que las
cosas que hace las programa con tiempo. Incluso el acto mismo de habernos
elegido con anticipación es prueba de que no improvisa nada, sino que todo
obedece a un diseño bien pensado por parte de Él. Dice el Señor: “todos los
llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”,
Is. 43:7. Siendo así entonces comprendo que mi participación en este mundo
obedece a un plan que Dios tiene para mí en este mundo, como también dice Pablo
en Efesios: “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados
conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su
voluntad, Ef. 1:11. Él tiene un propósito para ti, y ya ha diseñado lo que
harás en tu estancia aquí en la tierra, y si es así, ¿debo confiar a la
improvisación lo que he de decir creyendo que el Espíritu me usará para decir
no sé qué cosas? Creo que si deseas comunicar algo que realmente valga la pena
de la palabra de Dios debes primeramente saber qué cosa es, el Señor dice: “Porque
no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los
profetas”, Am 3:7., creo que antes de decir algo a alguien debes saber
primeramente tú qué cosa es, y esto me parece razonable. Algunos pueden hablar
sandeces y luego excusarse diciendo: “El Espíritu me dijo que lo dijera”, tal
vez el Espíritu se sienta contristado porque hablas cosas que Él no dice
mientras tú te solazas de haber sido usado poderosamente por Él. Es mejor
prepararse, obviamente en oración y en un estudio concienzudo de su palabra y
te aseguro que lo que compartas te edificará a ti mismo y a los demás. Búscalo.
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