jueves, 15 de diciembre de 2016

NO JUZGUES


Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Mt 5:22. Necio del gr. "Raká" que significa "cabeza vacía", y fatuo del vocablo hebreo "desechado" o "apostata". El primero es insultante, el segundo es condenable porque condena a alguien al infierno, y nadie tiene la autoridad de insultar ni de condenar a otro cuando Dios que es el Juez de toda la tierra solamente puede hacerlo. Lamentablemente existen en la tierra, sobre todo en la iglesia los auto nombrados "jueces" que observan cómo vives, cómo te conduces, cómo te vistes, cuáles son tus gustos, con quién andas, etc y elaboran un juicio sobre tu persona y hasta se atreven a decir si eres o no eres creyente, y no sólo eso, pues también se atreven a decir si eres o no salvo. Quizá muchos hemos caído en esta actitud en algún momento, a pesar que tenemos la advertencia del Señor. En realidad Dios nos juzgará a todos, y no debe extrañarnos que en el cielo habrá sorpresas con respecto a juicios equivocados que hayamos elaborado aquí en la tierra en contra de aquellos de quienes pensamos mal. Esto tampoco significa que no debamos reaccionar en contra de actitudes que son reprochables por parte de aquellos que se dicen ser hermanos y a quienes hay que llamarles la atención, pero sin emitir juicios condenatorios, por sus malas acciones. El apóstol Pablo dice sobre un caso incestuoso descubierto en la iglesia de Corinto: "En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús". 1Co. 5:4-5. Algunos entienden que Pablo lo condenó al infierno al que cometió tal falta, y no es así; tampoco se refiere a que literalmente lo haya entregado a Satanás para que lo zarandee. Creo que la interpretación mas acertada es la expulsión de la iglesia; una persona expulsada vuelve al mundo nuevamente que es el ámbito del enemigo, luego si después de ser afligido por tal disciplina se restaura, obviamente con las evidencias de un genuino arrepentimiento, pues puede volver a integrarse a la comunión con los hermanos. Pero no vemos en Pablo condenación al infierno ni nada que ya no permita darle esperanza de reconciliación con Dios al pecador. Estas actitudes de enjuiciamiento fueron muy comunes en los días de la Inquisición, ya que el clero en ese entonces no sólo condenaba, sino que mandaba al infierno a los pecadores cuando los llevaban a la hoguera. ¿Cuántos jueces tenemos nosotros en la iglesia que emiten juicios y condenan en lugar de Dios? El Señor no juzgó, pero ellos ya condenaron; Dios nos libre de esto y hagamos caso a lo que dijo Jesús: "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados". Lc. 6:37. Búscalo.

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LA ESTRATEGIA DE DIOS