viernes, 1 de abril de 2016

LA ORACIÓN DE JABES



E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. 1 Cr. 4:10.
El nombre Jabes está relacionado con el dolor, aunque en el original se escribe “jaseb”, algunos consideran que puede haber habido un intercambio de las dos últimas consonantes. El hecho es que este hombre llegó a ser “el más ilustre entre sus hermanos” (vs. 9). La pregunta es ¿por qué? Simplemente porque fue un hombre que hizo una de las oraciones más pequeñas, pero a la vez sencillas y poderosas que registra la biblia. . Le dice a Dios:
SI ME DIERAS BENDICIÓN
Es obvio que Dios quiere bendecirnos a todos, el problema es que pocos buscan serlo. Y no es porque en realidad no lo quieran, sino porque el hombre que quiere ser bendecido no se ajusta al plan de Dios, no se somete a su voluntad, y si piensas que Dios te bendecirá siguiendo tus propios planes y echando su palabra tras tus espaldas, estás equivocado. Debes buscar la bendición divina, y Él te indicará de qué manera por su palabra. La biblia te dará la instrucción necesaria para que puedas ver la mano de Dios obrando a tu favor.
Y ENSANCHARAS MI TERRITORIO
En ese tiempo la riqueza y la prosperidad de un hombre se medía en base a la extensión de sus terrenos, debido a la abundante ganadería que poseía requería de una vasta extensión de territorio. En el caso del creyente nuestro territorio es primeramente nuestro corazón. Ensanchar lleva la idea de extender, dilatar una cosa. Pablo dice: Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón.  Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros, 2 Co. 6:11-13. La amplitud del amor que el apóstol demostraba hacia ellos esperaba ser correspondida del mismo modo. Los creyentes debemos tener un corazón ensanchado, que no seamos estrechos en apreciar los asuntos del reino de Dios y de demostrar nuestra disposición a servirlo en amor como espera de nosotros.
Y SI TU MANO ESTUVIERA CONMIGO
Una de las cosas que los creyentes debemos solicitar cada día a nuestro Dios es que su mano esté siempre con nosotros, que nos acompañe, que nos bendiga, que nos ayude en cada situación particular. Debe ser fatal que un día no cuentes con su apoyo y todo te salga mal, y sencillamente porque desestimaste su ayuda, porque intentaste resolver el problema según tus criterios humanos sin consultarle. Dios te dará su mano si te apoyas en Él, “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará”, (Sal. 37:5).
Y ME LIBRARAS DEL MAL, PARA QUE NO ME DAÑE
Los creyentes enfrentamos toda suerte de peligros, desde batallas espirituales, pruebas hasta la misma persecución. No estamos libres de nada que atente contra nuestra fe e incluso nuestra vida por causa de nuestra fe. El apóstol Pablo dice: Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución, 2 Ti. 3:12. Dios se compromete a librarte del mal si confías en Él, si pones tu vida en sus manos poderosas y esperas en Él, pues estará dispuesto a ayudarte y librarte de todo peligro, como dice el salmista: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento, Sal. 23:4. No permitirá incluso que el diablo te toque: “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”, 1 Jn. 5:18.
Y LE OTORGÓ DIOS LO QUE PIDIÓ
¡Pues cómo no lo va a hacer si Jabes creyó en Dios, y le creyó a Dios, y estuvo dispuesto a someterse a su voluntad! Si tú haces lo mismo, la bendición de Dios que se derramó en Jabes, se derramará en ti también, porque para Dios nada es imposible. No creas que Dios es indiferente a tus necesidades y problemas, Él quiere ayudarte y bendecirte y está su oído atento a tus oraciones. ¿Qué esperas para orar y pedirle a Dios que al igual que a Jabes también te bendiga a ti? Recuerda el Dios Todopoderoso tiene pensamientos de bendición para ti, créelo: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”, Jer.29:11.


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