Hay personas que viven atormentándose de su
pasado cuando deberían renunciar a él. El no hacerlo sólo nos traerá más
problemas y Dios quiere ayudarte a evitarlos. Si Él desea perdonarte pues
acepta su perdón y su gracia rehabilitadora y aprende a perdonarte a ti mismo.
Dios te quiere dar la felicidad, y ésta consistirá en que tú mismo decidas
sacar ese lastre de dolor que arrastras por años y darte una nueva oportunidad.
Se dice que el pasado es el tiempo inmediatamente
anterior al tiempo presente.
Hay recuerdos que martillan en nuestra mente
y que el día de hoy nos impiden dormir, o simplemente nos hacen sentir mal. Esto
nos pasa a todos y nos sume en la impotencia. No es imposible olvidar el pasado
como muchos dicen. Simplemente nuestros cerebros se encargan de almacenar todos
nuestros recuerdos de manera que incrementemos nuestra inteligencia, y nuestra
reacción ante ciertas eventualidades de manera que esto nos pueda ser útil en
algún futuro en donde aprender la lección pueda incluso salvarnos la vida.
Hay gente que quiere olvidar un engaño
amoroso, o una relación sentimental destructiva, una experiencia negativa o
impactante, un fracaso o falla importante. Lo que debemos hacer para olvidar el
pasado, es aceptar que indefectiblemente lo que has hecho ya no se puede
arreglar. Probablemente en el pasado estuvo en tus manos completamente poder
cambiar las situaciones con sólo un cambio de parecer o una decisión
ligeramente distinta que se hubiese tomado, pero no se pudo.
Toma entonces la valerosa decisión ahora
mismo, de aceptar que eso que te molesta o te afecta realmente, pudo haber sido
decisión tuya, y que no puedes hacer nada para cambiarlo. Pero lo que sí puedes
hacer es cambiar el presente y con ello tu futuro.
Vemos el caso de Ana, la mujer de Elcana.
Ella vivía atormentándose por ser estéril y aunque ella no decidió ser así, le
quebrantaba el corazón no poder ser diferente, dice 1 S. 1:8: Y Elcana su marido le
dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu
corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
Ana pudo aceptar su situación, pero ella
contaba con su fe en Dios. Ella se aferraba a Dios constantemente porque sabía
que el único que podía cambiar su lamentable estado era Él, y le hizo un voto, 1 S.
1:11: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu
sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a
tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y
no pasará navaja sobre su cabeza.
Un hombre que se resignó a vivir frustrado
por haber cometido un error fue Moisés, pensó que podía hacer algo por su
pueblo esclavizado, mató a un egipcio y al descubrirse este crimen, tuvo que
huir. Se internó en el desierto donde vivió 40 años. A la edad de 80 años Dios
lo llamó, pero Moisés se sentía temeroso de regresar a la tierra que le trajo
malos recuerdos, incluso sus facultades oratorias le fallaban, Ex.
4:10: Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil
palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla
y torpe de lengua.
Pero así anciano y limitado en sus
capacidades físicas, aceptó el desafío de ir a liberar al pueblo de Israel
porque se apoyó en Dios, cobrando valor, He. 11:27: Por la fe dejó a Egipto, no
temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
Jesús cambió el pasado cruel y despiadado de
mucha gente que vivía relegada y marginada por la sociedad de su tiempo:
·
Los
publicanos y rameras: ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su
padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los
publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios, Mt. 21:31.
·
Enfermos:
Los
ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los
muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio, Mt. 11:5.
·
Endemoniados:
Y
el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con
él; pero Jesús le despidió, diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes
cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán
grandes cosas había hecho Jesús con él, Lc. 8:38-39.
No dejes que tu pasado te esclavice, ríndele
tu vida a Cristo que Él se encargará de arreglarla, 2 Co. 5:17: De modo que si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas.
Estamos acostumbraos a ver el dolor, la
enfermedad, y la muerte. Estas cosas dejan heridas profundas en los seres
humanos, pero la biblia dice que en el nuevo orden que Dios establecerá cielos
nuevos y tierra nueva, estas cosas serán parte del pasado, Ap. 21:4-5: Enjugará Dios toda
lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni
clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. 5 Y el que estaba sentado
en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe;
porque estas palabras son fieles y verdaderas.
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