lunes, 3 de noviembre de 2025

EL PECADO IMPERDONABLE: UNA ADVERTENCIA MAL ENTENDIDA

 


“Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.” — Mateo 12:31–32

1. El contexto de las palabras de Jesús

Jesús pronunció esta frase después de que los fariseos lo acusaran de expulsar demonios “por el poder de Beelzebú” (Mateo 12:24). En otras palabras, ellos atribuyeron la obra del Espíritu Santo al diablo.

Esto no fue un error casual, sino una resistencia deliberada y consciente ante la verdad de Dios. Los fariseos vieron la evidencia del poder divino en Jesús, pero en lugar de creer, la llamaron satánica.

2. Qué es (y qué no es) la blasfemia contra el Espíritu Santo

No es:

• Dudar de vez en cuando.

• Tener pensamientos de culpa o indignidad.

• Sentirse alejado de Dios.

• Cometer un pecado grave y arrepentirse luego.

Sí es:

•Una resistencia obstinada y definitiva al testimonio del Espíritu Santo sobre Cristo.

• Rechazar intencionalmente la obra de Dios, sabiendo que es verdadera.

• Llamar “mal” a lo que claramente es “bueno”.

En esencia, es cerrar el corazón al único medio de perdón que existe: el Espíritu Santo que convence de pecado y lleva al arrepentimiento (Juan 16:8).

3. ¿Por qué no tiene perdón?

Porque quien blasfema contra el Espíritu rechaza la fuente misma del perdón.

Dios perdona a quien se arrepiente, pero si alguien resiste permanentemente al Espíritu, ya no queda espacio para el arrepentimiento, ni para la fe.

No es que Dios no quiera perdonar, sino que el hombre se cierra al perdón.

4. Señal de que no has cometido ese pecado

Paradójicamente, el temor de haber cometido el pecado imperdonable es una señal clara de que no lo has hecho.

El corazón endurecido que blasfema contra el Espíritu no siente remordimiento, ni busca reconciliación con Dios.

Si hay en ti tristeza, búsqueda, y deseo de perdón, es porque el Espíritu aún está obrando. Y donde el Espíritu obra, siempre hay esperanza.

5. Aplicación espiritual

Jesús no pronunció esta advertencia para infundir terror, sino para que valoremos la gracia de Dios y no endurezcamos el corazón.

Su propósito era llamarnos a mantener una conciencia sensible al Espíritu, a no apagar Su voz, y a reconocer la obra de Dios cuando actúa.

Recomendaciones finales

• Confía en la gracia de Dios.

Ningún corazón arrepentido está fuera del alcance de Su perdón.

“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos” (1 Jn 1:9).

• No vivas bajo culpa, vive bajo gratitud.

El Espíritu Santo no produce miedo, sino convicción que conduce a la paz (Romanos 8:15–16).

• Discierne el obrar de Dios.

No atribuyas a “casualidad” lo que claramente es obra del Espíritu. Da gloria a Dios por cada transformación que ves.

• Permanece sensible al Espíritu.

Alimenta tu comunión diaria con oración, Palabra y adoración.

Cuida tu corazón de la incredulidad y el orgullo, que son la antesala de la resistencia al Espíritu.

• Predica esperanza, no condena.

Si enseñas este tema, hazlo recordando que Jesús vino “no para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él” (Juan 3:17).

El “pecado imperdonable” no es una trampa para los creyentes, sino un llamado a permanecer sensibles al Espíritu de Dios.

Mientras haya en el corazón una chispa de fe, una voz que clama “Señor, ten misericordia de mí”, todavía hay perdón, todavía hay gracia. Porque donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad (2 Corintios 3:17).

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