Muchos celebran que la población evangélica crece, que hay más iglesias, más campañas, más transmisiones en vivo…Pero, ¿es eso avivamiento?
Un verdadero avivamiento espiritual no se mide por multitudes ni estadísticas, sino por transformación de corazones y cambio en la sociedad.
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” — 2 Crónicas 7:14
Cómo sería una nación que vive un Avivamiento verdadero
🔹 La violencia y la corrupción disminuirían, porque los corazones serían gobernados por el temor de Dios.
🔹 Las familias serían restauradas, los matrimonios sanados, los hijos reconciliados.
🔹 Los gobernantes actuarían con justicia, y las leyes reflejarían valores morales firmes.
🔹 Las iglesias estarían unidas, sin competencia ni división, sirviendo con humildad y amor.
🔹 La sociedad sentiría el impacto, no solo de palabras, sino de vidas transformadas.
Pero lo que vemos muchas veces es distinto…
Más templos, pero menos santidad.
Más programas, pero menos oración.
Más seguidores, pero menos fruto.
Más discursos, pero menos arrepentimiento.
Nos jactamos de crecimiento, pero ¿dónde está el cambio?
El avivamiento no es emoción, es reforma espiritual. No es solo cantar más fuerte, es vivir más rectamente.
🙏 ¿Qué necesitamos hacer?
🔥 Volver al altar.
🔥 Buscar a Dios en oración y ayuno.
🔥 Predicar la cruz y el arrepentimiento, no solo prosperidad.
🔥 Restaurar la santidad y el temor de Dios.
🔥 Unirnos como cuerpo de Cristo, dejando el orgullo y los intereses personales.
Solo así podremos decir que el fuego del Espíritu Santo ha descendido sobre nuestra tierra.
Cuando una nación vive un verdadero avivamiento, la presencia de Dios transforma todo: la familia, la política, la economía y la cultura. Entonces no hablaremos solo de iglesias llenas, sino de vidas cambiadas. Ese es el avivamiento que necesitamos. Y debe comenzar en cada uno de nosotros.
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