viernes, 31 de octubre de 2025

“EL LADO OSCURO DE HALLOWEEN A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS”

 


“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.” (Efesios 5:11)

Cada año, el 31 de octubre, millones de personas en todo el mundo celebran Halloween. Lo que para muchos parece una simple fiesta de disfraces, dulces y diversión, tiene en realidad un trasfondo espiritual muy serio.

La mayoría ignora que esta celebración tiene raíces paganas y ocultistas, y que muchas de sus prácticas glorifican lo que la Biblia llama “obras de las tinieblas”.

Como hijos de Dios, no debemos tomar a la ligera nada que tenga que ver con el mundo espiritual. La Palabra nos enseña que “el diablo anda como león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8), y una de sus estrategias más sutiles es disfrazar lo malo como si fuera algo inocente.

1. Halloween exalta lo que Dios aborrece

El origen de esta festividad proviene del antiguo festival celta llamado Samhain, en el cual se creía que los muertos regresaban a la tierra. Se encendían hogueras, se hacían sacrificios y se practicaban ritos para alejar a los espíritus.

Aunque hoy la cultura moderna lo presenta como una fiesta “inofensiva”, su mensaje sigue siendo el mismo: celebrar la muerte, el miedo y las tinieblas.

Pero Dios es un Dios de vida, no de muerte.

“Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.” — Mateo 22:32

2. La Biblia prohíbe toda práctica relacionada con lo oculto

La Palabra de Dios es clara y directa:

“No sea hallado en ti... quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.” — Deuteronomio 18:10-11

Participar en actividades que se relacionan con espíritus, brujas, demonios o muertos, aunque parezcan juegos, abre puertas espirituales que pueden traer consecuencias. Dios nos llama a apartarnos de todo lo que contamina el alma.

3. Somos llamados a ser luz, no tinieblas

El cristiano no puede vivir en medio de dos reinos: o pertenece a la luz de Cristo, o participa de las tinieblas del mundo.

“Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.”

— 1 Tesalonicenses 5:5

El enemigo se disfraza para engañar: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” — 2 Corintios 11:14

Así también, Halloween se disfraza de diversión, pero su esencia sigue siendo contraria al Espíritu de Dios.

4. Nuestra respuesta como hijos de Dios

En lugar de participar en Halloween, el creyente debe:

Orar por protección espiritual para su familia.

Enseñar a los niños la verdad sobre estas prácticas.

Aprovechar la ocasión para hablar de Cristo, quien venció a las tinieblas.

Reprender con amor, no con condenación, a quienes aún no entienden este engaño.

“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz.” — Isaías 9:2

Jesús es esa luz verdadera, y quienes lo siguen no tienen necesidad de andar entre sombras.

Halloween puede parecer una celebración más, pero la Biblia nos muestra que detrás de su aparente inocencia hay un trasfondo espiritual oscuro.

El enemigo busca normalizar lo que Dios condena, pero el creyente debe mantenerse firme, vigilante y separado de toda obra de las tinieblas.

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” — Santiago 4:7

Hoy más que nunca, el mundo necesita ver en nosotros la luz de Cristo.

Mientras muchos celebran la oscuridad, nosotros proclamemos que Jesús es la Luz del mundo, y que en Él no hay tinieblas.

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