El carácter de los hombres empeorando con el
tiempo es un tema que se aborda en varios pasajes bíblicos. Uno de los más
conocidos es 2 Timoteo 3:1-5, donde el apóstol Pablo advierte a Timoteo
sobre los tiempos difíciles que vendrán: "También debes saber esto: que en
los últimos días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de
sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los
padres, ingratos, impíos, sin afecto
natural, implacables, calumniadores, incontinentes, crueles, aborrecedores de
lo bueno, traidores, impetuosos,
infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán
la eficacia de ella; a éstos evita."
Este pasaje describe cómo en los últimos
tiempos, la sociedad se caracterizará por una creciente falta de moralidad y
una decadencia en los valores humanos. Los hombres se volverán más
egocéntricos, desobedientes, egoístas y sin amor hacia los demás. La búsqueda
del placer y la satisfacción personal prevalecerá sobre el amor y la obediencia
a Dios.
Esta descripción revela la tendencia humana
hacia el pecado y la rebelión contra Dios, que se intensificará a medida que el
tiempo avance. Es importante destacar que este no es un juicio generalizado
sobre toda la humanidad, sino una advertencia sobre las tendencias
predominantes en la sociedad en los últimos días.
La sociedad sin Dios puede hacer esfuerzos
denodados por evitar que la maldad avance, sin embargo, el hecho de que en
algunos lugares pueda ser controlada no evitará que la profecía de Pablo se
cumpla, porque estamos llegando precisamente al final de los tiempos. Y una
característica particular de los tiempos finales es la aparición del Anticristo,
un personaje que viene del mismo infierno para destruir a la humanidad, sobre
todo a aquellos que no quieren recibir la marca de la bestia, conocido como el
número 666.
Es importante entonces que la iglesia siga en
su misión de evangelización procurando salvar al mayor número de personas a fin
de que puedan ir al cielo y no sean víctimas del engaño del enemigo que ya está
operando en la mente y el corazón de la sociedad generando el ateísmo y toda
suerte de ideologías nefastas y deshumanizantes que intentan alejar al hombre
de Dios y perderlo eternamente y para siempre.
En resumen, el carácter de los hombres irá de
mal en peor debido a la inclinación pecaminosa inherente a la naturaleza humana
y a la influencia del pecado en el mundo. Sin embargo, la fe en Cristo y el
seguimiento de sus enseñanzas pueden ayudar a contrarrestar estas tendencias y
vivir una vida de rectitud y amor hacia los demás.
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