“Olviden las cosas de
antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo,
¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares
desolados”, Is. 43:18-19.
El virus deja una
secuela de dolor y muerte, muchos perdieron un familiar a quien no tuvieron la
dicha de enterrarlo, lo cremaron y punto. En otros casos eran tantos que cremar
que hasta confundieron las cenizas, nunca antes vivimos un drama de este tipo,
se sabe que hace 100 años el mundo fue víctima de la gripe española que mató a
50 millones de personas, no se hizo una vacuna, hubo un intento, pero como la
pandemia fue disminuyendo en su letalidad, la cosa se controló sola y se
olvidaron de la vacuna. Generalmente las pandemias no han tenido vacunas, a mi
entender la mano providencial de Dios entró al escenario mundial para poner
coto a la mortandad.
Creo que Dios también
tiene el control de la pandemia que nos toca vivir ahora, y probablemente
desaparezca antes de que surja alguna vacuna por allí, porque para el Creador
nada es imposible. Y sólo quedará una secuela de dolor y amargura por haber
vivido una experiencia tan difícil.
Sin embargo, el Señor
nos dice que va a hacer algo nuevo, Dios abrirá un camino en el desierto
tenebroso que nos toca vivir y hará que volteemos esta página negra para darnos
alivio y podamos renovarnos, pero esta pandemia debe ayudarnos en lo siguiente:
1. Los sistemas de
salud deben mejorar para que no tengamos que ver nuevamente el colapso de ellos
en un futuro donde nadie nos garantiza que no suceda otra pandemia igual o
peor, según las profecías de Bill Gates.
2. La solidaridad debe
estar por encima de los intereses egoístas, algo que estamos viendo actualmente
donde la industria farmacéutica y especialmente las clínicas se aprovechan
lucrando del dolor de miles de familias a las cuales sin ningún tipo de
sensibilidad les aplican exorbitantes costos para sanar al enfermo, pero para
endeudarlo de por vida.
3. Una mejor y justa
distribución de los víveres para los sectores empobrecidos. Lamentablemente los
corruptos siempre meten sus uñas en esto y reparten la ayuda a quienes no la
necesitan. No faltan los malos funcionarios que aprovechan el poder para
beneficiar a los suyos y dejan sin un pan para el que realmente lo necesita.
4. El gobierno debe
poner interés en incentivar la creatividad de los peruanos. Se sabe que ha
habido iniciativas para hacer máquinas de oxígeno, mascarillas, hasta vacunas,
pero se ha preferido orientar los recursos al extranjero y lamentablemente por
ese criterio esnobista de que todo lo que viene de afuera es mejor de lo que
hacemos aquí desestimamos el ingenio de los nacionales. Una falacia que aun
pervive en la mente de muchas de nuestras autoridades, y si no es así sin duda
que debe ser entonces para aprovechar e importar con precios altos a fin de llenarse
los bolsillos.
5. Creo que debe haber
muchas cosas más que aprenderemos, pero algo que nos toca vivir a los que
servimos a Dios es que no contaremos con los templos por un tiempo corto o
largo, sólo Dios lo sabe. Aunque esto no significa que la iglesia se paralizó,
Dios permite que se usen las plataformas virtuales para seguir evangelizando y
edificando al cuerpo de Cristo. No es la primera vez que se usan, pero para muchos
pastores sí lo es y se están capacitando para poder valerse de ellas y mantener
el contacto con la feligresía. Aunque este cambio de todos modos afecta la relación
y la ministración presencial de la que se hizo uso desde hace siglos, quizá
debamos ver otras formas de hacerlo ante un escenario pandémico que sólo Dios
sabe si se volverá o no a repetir más adelante y del cual debemos estar
apercibidos y preparados.
Nuestro Señor
Jesucristo desarrolló su ministerio no en un templo, a veces predicaba en las
sinagogas, pero también lo hacía en el campo, a la ribera de un río, sobre una
barca, en casas, en el desierto, en la loma de un monte. En fin, cualquier
lugar era bueno cuando se trataba de compartir la palabra de Dios, pienso que
nosotros volveremos más adelante a los templos, pero las cosas no serán como
antes, es por eso que debemos hacer uso de la tecnología virtual sobre todo
cuando la iglesia tenga que sufrir persecución en ese gobierno mundial que será
controlado por el Anticristo.
Aún así Dios quiere que
nos olvidemos de las cosas de antaño, que no vivamos el pasado triste que
lamentablemente el pecado nos hace vivir. Dios nos da la esperanza de un mundo
nuevo, Él dice “¡Voy a hacer algo nuevo!” Creemos en cielos nuevos y tierra
nueva, creemos en un orden mundial diferente cuyo Rey y Señor será nuestro
mismo Salvador. Él es el camino que se abre en el desierto de la tragedia
humana, mucha gente vive sin esperanza, pero la esperanza es una persona y se
llama Jesús. A Él debes acudir para buscar el perdón de tus pecados, la
salvación y la vida eterna, si lo logras encontrar entonces tu vida dejará de
ser un desierto y de tu interior brotarán ríos de agua viva. Búscalo.
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