miércoles, 17 de junio de 2020

UN ESCENARIO DE GUERRA

 

Nunca hemos vivido un escenario así en que los hospitales colapsen y se tenga que aplicar un criterio selectivo, es decir, atender a los jóvenes y a los que son mayores de edad en muchos casos dejarlos morir. ¿Sabia el gobierno que llegaríamos a este punto? Sí, se sospechaba de que se correría un peligro así, pero se confió en una estrategia que no dio resultado del todo, porque el virus avanzó más rápido que nuestra capacidad de reacción. Hasta ahora no tenemos un mapeo adecuado de cuántas personas están contagiadas, aparte de las cifras del Minsa que no se sabe si son realmente exactas, hay más contagiados de lo que se dice tener y las cifras de muertos son muchos más.
Ante este panorama propio de un escenario de guerra en que vemos caer a nuestros soldados abatidos por un peligroso enemigo invisible que mata cada día a decenas de peruanos y que tenemos que actuar para salvar al que se pueda salvar y dejar morir al menos fuerte, no tenemos tiempo para analizar qué hacemos bien y qué hacemos mal. Simplemente nos dejamos llevar por un instinto pragmático, a veces confiando en el azar, esperando que resulte, fieles a las recetas de la OMS y sin saber si funcionan o no.
Sin duda la cuarentena ayudó a que esto no se convierta en un infierno incontrolable, pero no detiene los contagios y persistimos guardarla, pues no sabe el gobierno qué más hacer. Sólo nos queda aguantar y claro confiar en Dios porque solo Él nos podrá librar de este desastre que nació en la mente maquiavélica de algún loco disparatado que quiere controlar el mundo.
Aparte de la corrupción que nunca se enferma y sigue galopante gozando de buena salud, la insensibilidad, la falta de solidaridad y las oportunidades de lucrar con el dolor ajeno son típicos en nuestro pais. Son los males que también tienen visos de pandemia universal y ancestral, pero de corte moral y espiritual, que arrastramos desde tiempos inmemoriales, lastre que deja el pecado en el corazón humano y que sólo Dios puede desarraigar. Que Él nos ayude a salir de esta pesadilla y los que se van antes de que termine que se vayan con la salvación y el perdón de sus pecados.

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Dios no se olvida