NO SEAMOS SEPULCROS
BLANQUEADOS.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la
verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos
y de toda inmundicia. Mt. 23:27.
No es raro ver que muchas personas cuando escuchan sobre
los pastores pues frunzan el ceño o muestren gestos amargos por las cosas que
se dicen de ellos. Y claro, hay quienes ostentan este sagrado título, pero su
conducta, su testimonio, da mucho que hablar.
Estaba leyendo que hace unos días una banda, porque así los
llamaban, una banda de “pastores”, secuestró a parte de su feligresía y la
explotaba para así enriquecerse, otro que exorcizaba a una jovencita besándola
prolongadamente en la boca, otro que caminaba sobre la cabeza de sus feligreses,
otro que hacía que sus feligreses le besaran los pies para ser bendecidos, otro
que obligaba a comer pasto a su grey. Ridiculeces de este tipo que seguramente
a muchos nos puede causar risa, pero suceden y claro los no creyentes creen que
todos los pastores hacen cosas semejantes, somos así de ridículos y gozamos de
una fama casi similar a la de los brujos y hechiceros. Y qué decir de aquellos
que profesando esa nefasta teología de la prosperidad ostentan lujosos carros,
ropa cara, jets privados, relojes, pulsera y anillos de oro. Y salen en las
redes sociales como si fueran artistas de Hollywood para ser admirados por su
público y aborrecidos por aquellos que consideran, y con sobrada razón, que un
ministro de Cristo no debe estar comportándose como un payaso, pues así nunca
va a ganar almas para Cristo, por el contrario, las va a alejar.
Jesús tuvo que enfrentarse contra el liderazgo de ese
entonces conformado por los escribas, fariseos y saduceos, un grupo
aparentemente de “hombres de Dios”, pero que estaban distanciados de comprender
el plan de salvación del Creador.
Eran una suerte de pastores de la prosperidad de ese
tiempo, que se preocupaban mucho por su apariencia externa, estaban bien acicalados,
hacían gala de una falsa piedad, y que por supuesto, no falta público que les
creyera, y a los cuales el Señor los había discernido y los llamó “sepulcros
blanqueados”. Mostraban una vida espiritual sobresaliente en su forma externa,
pero por dentro estaban podridos moral y espiritualmente.
Ese liderazgo le hace daño a la iglesia, es tóxico y de
seguro que será responsable de la perdición de muchos que los siguen porque
creen que tienen autoridad espiritual y no es así. Jesús dijo de ellos: “Dejadlos;
son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el
hoyo”, Mt. 15.14. Muchos de los ciegos que ahora están poblando el
infierno deben estar lamentándose, y lo harán por la eternidad, por haber hecho
caso a estos falsos líderes que los embaucaron y se aprovecharon de su
inocencia.
Por eso, mi querido hermano, debes buscar a Dios, debes
leer la biblia, debes conocer la sana doctrina. Teniendo al Espíritu Santo y el
discernimiento que Él te da podrás comprender de qué madera está cortada esta
nueva generación de fariseos espirituales. No sea que sin conocer bien la
palabra de Dios te estén vendiendo gato por liebre. Es triste tener que decir
esto sobre todo de aquellos que deben ser guías espirituales de la iglesia,
pero hay que decirlo. No en todas las iglesias hay buenos pastores, los hay
claro que sí, pero también hay de los malos y de los que están en la categoría
de “sepulcros blanqueados”.
¿Cómo es el pastor de tu iglesia? Espero que sea un hombre
de Dios, no estoy diciendo con esto que debe ser alguien sin errores, somos
humanos y los tenemos, pero me refiero a si es un hombre que busca a Dios y que
da buen testimonio no sólo desde el púlpito, sino también con su conducta, con
su ejemplo. ¿Es de inspiración y de bendición para tu vida? Espero que sí, el
autor de Hebreos cuando habla de los pastores dice lo siguiente: “Acordaos
de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya
sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”, He. 13:7. Que este
filtro sea aplicado en la vida de todo hombre que sirve a Dios, y si es sincero
y su principal motivación es honrar al que lo llamó a servirlo, pues te aseguró
que pasará, será bendecido y será de bendición para la congregación donde
sirva.

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