martes, 28 de mayo de 2019

CUIDADO CON LOS SEPULCROS BLANQUEADOS



NO SEAMOS SEPULCROS BLANQUEADOS.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Mt. 23:27.
No es raro ver que muchas personas cuando escuchan sobre los pastores pues frunzan el ceño o muestren gestos amargos por las cosas que se dicen de ellos. Y claro, hay quienes ostentan este sagrado título, pero su conducta, su testimonio, da mucho que hablar.
Estaba leyendo que hace unos días una banda, porque así los llamaban, una banda de “pastores”, secuestró a parte de su feligresía y la explotaba para así enriquecerse, otro que exorcizaba a una jovencita besándola prolongadamente en la boca, otro que caminaba sobre la cabeza de sus feligreses, otro que hacía que sus feligreses le besaran los pies para ser bendecidos, otro que obligaba a comer pasto a su grey. Ridiculeces de este tipo que seguramente a muchos nos puede causar risa, pero suceden y claro los no creyentes creen que todos los pastores hacen cosas semejantes, somos así de ridículos y gozamos de una fama casi similar a la de los brujos y hechiceros. Y qué decir de aquellos que profesando esa nefasta teología de la prosperidad ostentan lujosos carros, ropa cara, jets privados, relojes, pulsera y anillos de oro. Y salen en las redes sociales como si fueran artistas de Hollywood para ser admirados por su público y aborrecidos por aquellos que consideran, y con sobrada razón, que un ministro de Cristo no debe estar comportándose como un payaso, pues así nunca va a ganar almas para Cristo, por el contrario, las va a alejar.
Jesús tuvo que enfrentarse contra el liderazgo de ese entonces conformado por los escribas, fariseos y saduceos, un grupo aparentemente de “hombres de Dios”, pero que estaban distanciados de comprender el plan de salvación del Creador.
Eran una suerte de pastores de la prosperidad de ese tiempo, que se preocupaban mucho por su apariencia externa, estaban bien acicalados, hacían gala de una falsa piedad, y que por supuesto, no falta público que les creyera, y a los cuales el Señor los había discernido y los llamó “sepulcros blanqueados”. Mostraban una vida espiritual sobresaliente en su forma externa, pero por dentro estaban podridos moral y espiritualmente.
Ese liderazgo le hace daño a la iglesia, es tóxico y de seguro que será responsable de la perdición de muchos que los siguen porque creen que tienen autoridad espiritual y no es así. Jesús dijo de ellos: “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo”, Mt. 15.14. Muchos de los ciegos que ahora están poblando el infierno deben estar lamentándose, y lo harán por la eternidad, por haber hecho caso a estos falsos líderes que los embaucaron y se aprovecharon de su inocencia.
Por eso, mi querido hermano, debes buscar a Dios, debes leer la biblia, debes conocer la sana doctrina. Teniendo al Espíritu Santo y el discernimiento que Él te da podrás comprender de qué madera está cortada esta nueva generación de fariseos espirituales. No sea que sin conocer bien la palabra de Dios te estén vendiendo gato por liebre. Es triste tener que decir esto sobre todo de aquellos que deben ser guías espirituales de la iglesia, pero hay que decirlo. No en todas las iglesias hay buenos pastores, los hay claro que sí, pero también hay de los malos y de los que están en la categoría de “sepulcros blanqueados”.
¿Cómo es el pastor de tu iglesia? Espero que sea un hombre de Dios, no estoy diciendo con esto que debe ser alguien sin errores, somos humanos y los tenemos, pero me refiero a si es un hombre que busca a Dios y que da buen testimonio no sólo desde el púlpito, sino también con su conducta, con su ejemplo. ¿Es de inspiración y de bendición para tu vida? Espero que sí, el autor de Hebreos cuando habla de los pastores dice lo siguiente: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”, He. 13:7. Que este filtro sea aplicado en la vida de todo hombre que sirve a Dios, y si es sincero y su principal motivación es honrar al que lo llamó a servirlo, pues te aseguró que pasará, será bendecido y será de bendición para la congregación donde sirva.


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