El primer paso al éxito es no tener éxito. El fracaso puede hacer que o bien te rindas o saques fuerzas de debilidad para lograr tus objetivos.
La vida cristiana tiene algo de esto: puedes tomar la decisión de rendirte y no seguir adelante, o bien puedes continuar pese a tus fallas, errores y pecados que cometes, pero debes considerar que en esta lid no estás solo sino que cuentas con la ayuda y la asistencia de Dios porque Él desea que amoldes tu vida al único modelo de perfección aprobado y al cual debemos seguir, a Cristo Jesús.
En realidad, el creyente no debe verse como un fracasado y tirar la toalla fácilmente, tiene todos los recursos del cielo para salir triunfador, para ser exitoso en el desarrollo de su comunión con Dios. Si muchos fracasaron y se quedaron allí, pues no pueden culpar a otros sino a ellos mismos por no haber continuado.
Dios te llamó para ser "más que un vencedor" y para que lo seas debes creerle, y hacer caso a su palabra. La falta de fe produce el estancamiento en muchas cosas y en la vida espiritual también, entonces preocúpate por crecer en la gracia y el conocimiento de Cristo Jesús cada día, así tendrás una fe fortalecida para hacer frente a todas las adversidades que pasarás como creyente pero con la ayuda y el poder de Dios salir airoso y victorioso de todas ellas. En Él está tu verdadera realización, búscalo sinceramente.
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