NO SEAS INGRATO

Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Juan 12:43. Es tentador cuando estando en la cúspide del éxito pues te engrías con los aplausos y los gestos de amabilidad de parte de quienes te admiran. En cierto modo no es malo porque todos requerimos de una dosis de autoestima. Sin embargo, cuando esto se hace recurrente y deseas más aplausos y quieres mayores reconocimientos, cuando todo lo haces para enaltecerte a ti mismo olvidándote de que es Dios quien te levantó, quien te ungió, quien te dio el éxito y la fama y eres encima ingrato, entonces ha llegado el momento de hacer un alto en el camino y pensar acerca del curso que puede estar llevando tu vida. En el tiempo de Jesús había quienes no querían confesar seguirle porque eso podría provocar desprestigio a sus carreras, a sus honras a su fama que fue construida con mucho esfuerzo. Y lo que es peor, había, como hay hoy en día, quienes en la cumbre del éxito no le atribuían nada a Dios, y le robaban toda la gloria. Si eres famoso, exitoso y reconocido por tus logros, bien por ti, pero ten un poco de humildad y acércate a Dios y dale las gracias, y dile que si no fuera por Él, no tendrías nada. A Él le agrada que lo honres y hará lo mismo contigo. Dice la biblia: ".... Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco". 1 Samuel 2:30. Sí, Él espera que tu corazón sea agradecido y que lo pongas no detrás, ni en tu costado, sino delante porque Él es el que te abre las puertas para ser bendecido. Búscalo