Entre
tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el
Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer. Os. 11:7
Era
la triste realidad que Oseas denuncia con respecto al pueblo de Dios de aquel
entonces. Podemos estar en rebelión, en completa desobediencia de su palabra,
ir a la iglesia cantar, servir y hacer muchas cosas para Él; engañándonos a
nosotros mismos y aun así no lo estamos enalteciendo, no lo estamos honrando,
porque en verdad con un estilo de vida así sólo estamos favoreciendo a nuestras
motivaciones egoístas, nuestra carne, pero Dios se siente burlado con todo
esto. Y aunque la biblia nos dice que Dios no puede ser burlado (Ga. 6:7), nosotros
seguimos con nuestra misma andanza complicándonos más la vida. Claro que
nuestro Señor de alguna manera nos hará saber que estamos fallando el blanco,
que no estamos bien conectados con su voluntad, que debemos cambiar, pero si seguimos
en lo mismo será siempre nuestra responsabilidad. Y quiera el Señor que esta
forma de vivir finalmente no llegue a la condición fatal a la que llegó el
pueblo apóstata de Dios de quien el Señor dijo: “ ….se encendió mi enojo contra
ellos, hasta que no pudieron alcanzar purificación”, Os. 8:5. Creo que hay
situaciones en que algunos creyentes se han burlado tanto de Dios y han
desechado su palabra para sus vidas que finalmente ya no pudieron alcanzar “la
purificación”, se perdieron totalmente. Alguien me dijo en cierta ocasión que
si un creyente después de haber conocido la salvación y luego se aleja de Dios
y muere así, pues de todos modos se va al cielo. La verdad yo no soy quien para
juzgar a nadie, pero sé que la biblia dice: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que
merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del
pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”,
He. 10:29. Si aquí habla de castigo y hay quienes piensan que muerto el
creyente en pecado se salva, prefiero hacer caso a lo que dice la palabra de
Dios y cuidar mi salvación, porque como dice el mismo autor de Hebreos: “¿cómo
escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual,
habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los
que oyeron” He. 2:3. Así que hermano, no seas de aquellos que no gustan “enaltecer”
a Dios, hazlo con alegría y con una vida de limpieza y obediencia, conságrate a
Él, ¿acaso no sabe lo hay que hay en tu corazón? No es tiempo para coquetear
con el pecado y el mundo; o eres de Cristo o no lo eres, decide seguirlo y
honrarlo con todo tu corazón. Búscalo.
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