jueves, 18 de febrero de 2016

NO SEAS OCURRENTE, SINO BÍBLICO



Seguramente que has escuchado a una conocida predicadora decir que “hay un poder espiritual en el dinero, y que debe llevarse el billete al oído para escucharlo hablar”. Ocurrencias así son las que lamentablemente tenemos que oír hoy en día cuando se trata de sacarle dinero a la gente en el nombre de Jesús. Lo triste de esto es que hay gente que cree en estas cosas, pero no nos debe extrañar ya que también hay gente que le cree al diablo, que trabaja por medio de los brujos y hechiceros y las personas desprovistas de la gracia de Dios caen ingenuamente en esto. No en vano el apóstol Pablo dijo: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,  y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. (2 Ti. 4:3-4). Ahora si esto ya existía en los tiempos apostólicos ¿qué cosas no sucederán en los días finales? Me acuerdo que antes subirse a un púlpito con una biblia era un acto reverente y cualquier persona no podía hacerlo, es decir, de poder se podía pero el temor era tal que así nomás cualquiera no se atrevía porque era necesario aparte de la preparación teológica, pues también era el “llamado” de Dios, condición indispensable para poder tener la seguridad y la autoridad de hablar en el nombre de Dios. Me temo que hoy día no es así, ahora vemos que personas con un mínimo de conocimiento de la biblia, y no necesariamente con conocimiento de las Escrituras aun ignorándolas incluso, pueden ejercer el oficio de pastor,  maestro o evangelista. Hoy vemos líderes religiosos que saben tanto de la biblia como yo de astronomía y se paran frente a un púlpito y dicen cualquier “pachotada”, cualquier ocurrencia que no tiene asidero bíblico y ¡la gente le cree! Consígase a un tipo atractivo físicamente, que tenga facilidad de palabra, que tenga carisma, que sea ocurrente, que haga reír y llorar a la gente, que sea simpático, ¡ah me olvidaba! y que conozca algo de biblia, y le aseguro que tendrá éxito. Este es el perfil del predicador que busca la gente que “tiene comezón de oír”. En esta nueva generación la gente ya no quiere que se le hable de sus pecados, a veces tengo mis serias dudas con respecto a aquellos líderes religiosos que dicen que a la gente no hay que hablarles mensajes negativos, pues hablarles del pecado es ser negativos; hay que hablarles con pensamientos positivos, hay que engreírlos, decirles cosas halagüeñas, hay que tocar temas de superación personal que hagan que su ego se infle y se sientan bien consigo mismos. Si logramos todo esto entonces tendremos nuestro local lleno de gente, y fácilmente podremos sacarle luego su dinero, porque la gente dará su dinero donde la traten bien, si usted hace todo esto entonces será un líder espiritual exitoso. Y ahora ¿quién no quiere ser exitoso? ¿Quién no quiere tener una iglesia llena de gente, con abundante dinero para poder financiarlo todo? Si ahora se mide el “éxito” en base a los patrones gente y dinero entonces hagamos todo lo que sea necesario para lograrlo así estaremos bien con la gente que nos contrató y seremos reconocidos, aplaudidos y viviremos cómodos, pero ¿esto agradará a Dios? ¿Así estaré siendo fiel a aquél que me llamó a servirle? ¿Estaré comunicando lo que Dios me dice que comunique? Lo que Dios le dice al profeta Ezequiel con respecto a los falsos profetas es de temer: “Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto. Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel.  No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa de Israel, para que resista firme en la batalla en el día de Jehová. Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová no los envió; con todo, esperan que él confirme la palabra de ellos. ¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa, pues que decís: Dijo Jehová, no habiendo yo hablado? Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo estoy contra vosotros, dice Jehová el Señor” (Ez. 13:2-8). ¿Esto se lo dijo solo a los profetas del tiempo de Ezequiel o también es para nosotros? Creo que lo mismo se lo diría a los profetas de hoy que “profetizan de su propio corazón”, y no se interesan en el estado espiritual de sus ovejas, sino en el estado financiero de ellas. Querido consiervo si Dios te llamó a empuñar una biblia y pararte frente a tu grey habla lo que Dios te dice que hables, no trivialices la palabra de Dios para decirle a la gente lo que quiere escuchar, sino lo que debe escuchar, no seas de esos falsos profetas que deben inventar algo nuevo para cautivar a su público para hacerse famosos y luego “trasquilar ávidamente a sus ovejas”. Los que tenemos el encargo de usar la palabra de Dios debemos buscar cada día el rostro de nuestro Señor para pedirle sabiduría, gracia y palabra para transmitirla a su pueblo. No claudiquemos como Balaam que empezó bien y respondió adecuadamente a los siervos de Balac diciéndoles: “….Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande” (Nm. 22:18), pero después se dice de él: “Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, (2 P.2:15). ¿Te das cuenta que el siervo de Dios puede perder el norte? puede empezar bien y luego acabar mal, puede empezar lleno del Espíritu de Dios, y luego terminar lleno de avaricia. Que Dios nos ayude a los que estamos en esta sagrada labor de enseñar y dirigir al pueblo de Dios a hacerlo bien, y poder “apacentar la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto” (1 P. 5:2), y que nos dé un corazón dócil a la voz de su Espíritu para hacer siempre lo correcto y nos despojemos de toda motivación carnal que atropelle nuestra santidad y dañemos al pueblo de Dios, ya que algún día nos presentemos ante Dios y tenemos que hacerlo “como obreros que no tienen de qué avergonzarse y que usan bien la palabra de verdad (2 Ti. 2:15).

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