UNA MUERTE TONTA

Ayer enterraron a un niño que tuvo una muerte trágica. Iba en la moto taxi de su padre, y éste por querer hacer una carrera pasó a su hijo a la parte delantera, vino una moto lineal chocó contra el “torito”, como así lo llaman también y el niño salió disparado y se estrelló contra el pavimento. Todo por ganarse un sol cincuenta, porque esa es la tarifa que se cobra, arriesgó la vida de su pequeño de cinco años. Si te pones a pensar, existen muertes tontas, son sucesos que no debieran acaecer, pero lamentablemente suceden. Como el caso de aquel peatón que por no cruzar por el puente peatonal se arriesga a cruzar por cualquier sitio, o aquél que sabe que no debe conducir ebrio y lo hace, o el que conduce una moto sin casco, o como aquél que trabaja en las alturas sin el cinturón de seguridad. Existen muertes tontas, que podrían evitarse con un mínimo de seguridad. Sabes, también existe gente que se va al infierno tontamente, porque una vez escucharon el evangelio de Cristo, y lo rechazaron, lo minimizaron, simplemente no le prestaron atención. Hay personas que hoy están poblando ese terrible lugar esperando su sentencia final cuando serán lanzados al lago de fuego y azufre. Dice la biblia: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Ap. 21:8). Te pregunto ¿estás seguro que no irás allí? Supongo que recibiste a Cristo en tu corazón, de ser así, entonces eres salvo, caso contrario irás indefectiblemente allí, y de allí nadie sale. ¿Por qué experimentar esto cuando Cristo quiere salvarte? El Señor dice: “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?” (Ez. 33:11). Si has de partir algún día con Cristo asegúrate que sea así, no permitas que tu muerte sea tonta al rechazarlo.