La idea de que el
hombre no puede ser verdaderamente feliz sin Dios está arraigada en la creencia
de que la fuente última de significado y propósito en la vida proviene de una
relación profunda con Él. En la Biblia, se argumenta que la verdadera felicidad
y plenitud solo se encuentran en una relación íntima con Dios.
En el Salmo 16:11, por
ejemplo, se dice: "Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay
plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre". Este versículo
sugiere que la plenitud de gozo y felicidad se encuentra en la presencia de Dios.
Además, en el Evangelio
de Juan, Jesús enseña sobre la importancia de una relación con Dios para
experimentar una vida abundante y significativa. En Juan 10:10, Jesús dice:
"Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia". Aquí, Jesús implica que la verdadera vida abundante solo se
encuentra en Él, quien es el camino hacia Dios.
Ahora el Sal. 37:4
dice: “Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu
corazón”. Este texto nos enseña que Dios puede bendecirnos y darnos las cosas
que nuestro corazón desea, es obvio de que se trata de cosas que sean buenas y
lo honren a Él. Es complicado pensar que dentro de esas “peticiones del corazón”,
se encuentren cosas que provengan de la carne y para que Dios pueda darte lo
que tu corazón desea, pues tienes primeramente que aprender a deleitarte en Él,
debes gozarte en la oración, en la lectura de su palabra, en compartirla, en la
práctica de las disciplinas espirituales y en todo lo relacionado con Él. Cuando
perdemos esto de vista es entonces cuando la vida cristiana se vuelve rutinaria
y tediosa y el Creador que ve nuestro corazón se ha de valer de medios para
ayudarnos a entender que estamos perdiendo el primer amor. Un creyente que lo
perdió es difícil que pueda experimentar el gozo pleno de esta vida, y a menos
que no solucione esto, se mantendrá estancado.
Desde esta perspectiva,
la infelicidad o el vacío que experimenta el hombre sin Dios se atribuye a una
falta de conexión espiritual y significado trascendental. Sin una relación con
Dios, el hombre puede buscar en vano la felicidad en placeres temporales y
logros mundanos que, aunque pueden brindar satisfacción temporal, no pueden
llenar el vacío existencial más profundo que solo Dios puede satisfacer.
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