miércoles, 20 de marzo de 2024

NO HAY VERDADERA FELICIDAD SIN DIOS

 



La idea de que el hombre no puede ser verdaderamente feliz sin Dios está arraigada en la creencia de que la fuente última de significado y propósito en la vida proviene de una relación profunda con Él. En la Biblia, se argumenta que la verdadera felicidad y plenitud solo se encuentran en una relación íntima con Dios.

En el Salmo 16:11, por ejemplo, se dice: "Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre". Este versículo sugiere que la plenitud de gozo y felicidad se encuentra en la presencia de Dios.

Además, en el Evangelio de Juan, Jesús enseña sobre la importancia de una relación con Dios para experimentar una vida abundante y significativa. En Juan 10:10, Jesús dice: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia". Aquí, Jesús implica que la verdadera vida abundante solo se encuentra en Él, quien es el camino hacia Dios.

Ahora el Sal. 37:4 dice: “Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón”. Este texto nos enseña que Dios puede bendecirnos y darnos las cosas que nuestro corazón desea, es obvio de que se trata de cosas que sean buenas y lo honren a Él. Es complicado pensar que dentro de esas “peticiones del corazón”, se encuentren cosas que provengan de la carne y para que Dios pueda darte lo que tu corazón desea, pues tienes primeramente que aprender a deleitarte en Él, debes gozarte en la oración, en la lectura de su palabra, en compartirla, en la práctica de las disciplinas espirituales y en todo lo relacionado con Él. Cuando perdemos esto de vista es entonces cuando la vida cristiana se vuelve rutinaria y tediosa y el Creador que ve nuestro corazón se ha de valer de medios para ayudarnos a entender que estamos perdiendo el primer amor. Un creyente que lo perdió es difícil que pueda experimentar el gozo pleno de esta vida, y a menos que no solucione esto, se mantendrá estancado.

Desde esta perspectiva, la infelicidad o el vacío que experimenta el hombre sin Dios se atribuye a una falta de conexión espiritual y significado trascendental. Sin una relación con Dios, el hombre puede buscar en vano la felicidad en placeres temporales y logros mundanos que, aunque pueden brindar satisfacción temporal, no pueden llenar el vacío existencial más profundo que solo Dios puede satisfacer.

 

 

 

 

 

 

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