Aunque el resentimiento no es un tema específico de la
Biblia, muchos principios bíblicos abordan la importancia de manejar nuestras
emociones y relaciones de manera saludable. El resentimiento es una carga
emocional negativa que puede tener consecuencias perjudiciales en la vida de
una persona. Aquí hay algunas reflexiones desde una perspectiva bíblica sobre
el peligro del resentimiento:
Jesús dijo en Mt. 6:14-15 : "Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco
vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas." Una persona
resentida tendrá dificultades para perdonar y esto la inhabilita delante de Dios,
en el sentido de tener una buena relación con Él. Es menester obedecer al
mandato de Jesús si es que se desea hallar gracia delante de Dios.
Por otro lado, el resentimiento puede alimentar la
amargura y el enojo, pero la Biblia nos insta a despojarnos de esas actitudes y
practicar el perdón, recordando la misericordia que hemos recibido. El apóstol Pablo
dice en Ef. 4:31-32: "Quítense de vosotros toda amargura, enojo,
ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con
otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó
a vosotros en Cristo."
El resentimiento y la envidia pueden corromper el corazón
y afectar negativamente la salud emocional y física, Pr. 14:30: "El
corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los
huesos."
La capacidad de soportar y perdonar está arraigada en el
ejemplo de Cristo. El resentimiento va en contra de la actitud de perdón que se
espera de los seguidores de Jesús. El Salvador nos dio un claro ejemplo desde
la cruz, donde pidió al Padre que perdone a sus enemigos, Col. 3:13:"Soportándoos
unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
El resentimiento al igual que la envidia y el egoísmo son
actitudes que pueden llevar a la persona a cometer locuras, vemos el caso de
Caín que cuando Dios alabó más a su hermano que a él, esto no le gustó y
disgustado de su hermano finalmente lo mató. Juan dice que el que aborrece a su
hermano está en tinieblas y es más, se convierte en un homicida, 1 Jn.
3:15: Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún
homicida tiene vida eterna permanente en él.
Del resentimiento al odio hay un solo paso, o quizá sean
lo mismo, de todos modos, tenemos la advertencia del Señor que tales sentimientos
o actitudes debemos evitarlos y solicitar al Padre que nos ayude a perdonar, ya
que resentidos estaremos sin paz, pero perdonando seremos liberados y el
corazón tendrá paz, gratitud y verdadero amor.
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