miércoles, 10 de enero de 2024

LA LEY, LAS OBRAS Y LA FE



"Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según sus obras."

 

Jesús se refiere a sí mismo como el "Hijo del Hombre", un título que utiliza en varias ocasiones para describir su identidad mesiánica. Aquí, anuncia su venida futura en la gloria de su Padre.

La presencia de ángeles en este evento subraya la magnitud y la importancia de la venida de Jesús. Los ángeles son a menudo asociados con eventos divinos significativos en las Escrituras.

La segunda parte del versículo destaca un principio importante: cada individuo será recompensado o juzgado según sus obras. Esto refleja la enseñanza bíblica sobre la responsabilidad individual y la justicia divina. Hay que considerar lo siguiente: Según la Ley Mosaica el ser humano debía hacer obras para poder ser justificado delante de Dios, pero ahora en la nueva dispensación la justificación no es por obras, sino por fe. Claro que una vez justificado el creyente debe evidenciar su fe a través de obras, que sin duda honrarán a Dios. En realidad, el creyente al hacer obras está abonando a su cuenta celestial para recibir recompensas no para ser salvo, ya que es salvo por fe. En cambio, el incrédulo sí será juzgado en base a sus obras y como nadie se salva por obras, pues su destino eterno será siniestro. De ahí la importancia de creer en Cristo, de aceptarlo como Salvador personal para ser libre de la condenación y tener como fin la vida eterna.

Este versículo está en línea con otras enseñanzas bíblicas sobre el retorno de Cristo y el juicio final. En este contexto, Jesús enfatiza la importancia de la preparación espiritual y la fidelidad a Dios, ya que cada persona enfrentará las consecuencias de sus acciones.

 

 

 

 

 

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CREEN EN DIOS, PERO NO LE CREEN A ÉL