Este
versículo concluye la parábola en la que Jesús enseña acerca de la importancia
de la persistencia en la oración y la fe. Aquí hay algunos puntos clave para
considerar:
En
la primera parte del versículo, Jesús asegura que Dios hará justicia a la viuda
que clama a Él constantemente. Este énfasis en la justicia divina es una
promesa de que Dios responde a las oraciones y defiende a los oprimidos.
Asimismo,
la segunda parte del versículo hace una transición hacia una reflexión más
amplia. Jesús plantea una pregunta provocadora: cuando vuelva el Hijo del
Hombre, ¿encontrará fe en la tierra? Esta pregunta sugiere una preocupación por
la perseverancia y la fidelidad de la fe entre sus seguidores hasta su regreso.
El
énfasis en la fe destaca la necesidad de confiar en Dios incluso en momentos de
aparente demora o silencio divino. La parábola y la pregunta de Jesús subrayan
la importancia de mantener una fe constante y firme, incluso en medio de
desafíos y pruebas.
Algunos
comentaristas interpretan la pregunta sobre la fe como una advertencia sobre la
apostasía o la pérdida de fe en los últimos tiempos. Jesús podría estar
señalando la importancia de mantener la fe a pesar de las dificultades y las
pruebas que pueden surgir antes de su regreso.
No
nos debe sorprender que en los tiempos finales, que estamos viviendo, la gente
no tiene mucho interés por tener una relación con Dios, o si la tienen pues la
realizan a su manera, Están fabricando una relación con Él, pero con libertades
mundanas, haciendo un contubernio entre lo espiritual y lo carnal. Algo que no
va con los planes de Dios para aquel a quien llama no solo para ser su hijo y su
discípulo, sino para que viva en santidad porque el Dios nuestro es Santo.
En
resumen, podemos decir que para llevar una vida acorde a la voluntad de Dios se
requiere de fe, pero no de una fe “prefabricada”, hecha según los criterios
humanos y carnales, sino inspirada en la palabra de Dios de la cual debe
alimentarse siempre y la que nos ha de abrir puertas para hacer uso del poder
de Dios, necesario para nuestro crecimiento espiritual. “Así que la fe es por
el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Ro. 10:17.
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