viernes, 5 de enero de 2024

CREO EN EL RAPTO DE LA IGLESIA

 



Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 1 Ts. 4:17.

 

Este versículo destaca la idea de que los creyentes que estén vivos en el momento del retorno de Cristo serán "arrebatados" o llevados con los resucitados para encontrarse con el Señor en el aire. Aquí hay algunos puntos adicionales de reflexión:

Será un evento instantáneo: El término "arrebatados" sugiere un evento repentino e instantáneo. La idea es que este encuentro con el Señor ocurrirá de manera rápida y sorprendente.

Nos encontraremos con Jesús en el Aire: La ubicación de este encuentro se describe como en las nubes, simbolizando una conexión celestial. La referencia al "aire" también destaca la dimensión espiritual de este evento.

Permaneceremos con Él: La última parte del versículo enfatiza que, después del arrebatamiento, los creyentes estarán siempre con el Señor. Esto sugiere una comunión eterna y continua con Dios.

La interpretación de este versículo a menudo se vincula con las enseñanzas sobre la segunda venida de Cristo y las creencias sobre la resurrección de los muertos en Cristo. Este versículo es fundamental para la doctrina del arrebatamiento en la teología cristiana y ha sido objeto de varias interpretaciones y debates dentro de las distintas corrientes teológicas.

Lamentablemente hay creyentes que no creen en la doctrina del Rapto de la iglesia, prefieren creer que ésta se quedará para pasar la Gran Tribulación, pero vemos a lo largo de las Escrituras que Dios ha protegido a sus hijos de eventos catastróficos: el diluvio, Sodoma y Gomorra, las plagas de Egipto, ¿por qué no pensar que podría proteger a su iglesia de un evento terrible que se viene sobre el mundo pecador y que se narra con detalles en el libro de Apocalipsis? Personalmente creo en la doctrina del Rapto y creo que la iglesia se va de este mundo antes de la aparición del Anticristo, un terrible destructor de los hombres, especialmente de aquellos que no han creído en Cristo. Es por eso que la promesa del Señor sigue en pie y se la apropian los que verdaderamente han puesto su fe y esperanza en Él:  “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.”. Ap. 3:10.

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CREEN EN DIOS, PERO NO LE CREEN A ÉL