“La mano del SEÑOR no
es corta para salvar, ni es sordo su oído para oír.
Son las iniquidades de
ustedes las que los separan de su Dios. Son estos pecados los que lo llevan a
ocultar su rostro para no escuchar”, Is. 59:1-2 (NVI).
Quizá pienses que Dios
se olvidó de nosotros, nos ha abandonado en medio de esta pandemia a nuestra
suerte, o tal vez nos está castigando por la maldad que ve en este mundo,
porque los hombres no hacen caso a su palabra, y prefieren seguir a las ideologías
nefastas y diabólicas, es por eso que Dios está airado contra este mundo y
quiere destruirlo.
Bueno no podría decirte
que lo quiere destruir ahora, de hecho, lo hará en algún momento, pero aunque
te parezca raro escuchar esto, Dios sigue amando a este mundo y sigue mostrando
su gracia y misericordia a mucha gente que está experimentando el perdón de sus
pecados y la salvación de su alma. Es cierto que también muchos se están yendo
sin arrepentirse, pero bueno, si ellos mismos rechazaron la oferta de salvación
¿a quién van a responsabilizar de esto sino a ellos mismos? Recuerda que la
salvación es personal.
Dios sigue siendo
fuerte y poderoso y su brazo se sigue extendiendo sobre aquellos que le buscan,
pero que le buscan de verdad, Creo que Dios sigue oyendo las súplicas de mucha
gente que se quebranta ante su Presencia, que clama de corazón y está atento a
sus súplicas, pero si muchas veces oculta su rostro, como bien dice el texto
bíblico, “son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios” es porque
la gente no quiere renunciar al mal.
Ese obstáculo maligno
que subyace en tu corazón es lo que le impide a Dios oírte, le impide poder
responderte, le impide hacer algo en tu vida, pues mientras permitas el pecado
mientras sigas haciendo lo malo y no quieras cambiar, pues no te extrañes si no
te oye y es porque Dios no oye al pecador. Ahora, no te estoy juzgando, pues no
sé quién eres, pero déjame decirte que todos somos pecadores, la gran
diferencia es que hay quienes se han dado cuenta de que lo son y han cambiado o
están en ese proceso de cambio, y hay quienes no quieren cambiar y quieren
seguir haciendo lo malo y así desean que Dios los escuche.
No juguemos con Dios,
la biblia dice en Gal. 6:7: “No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno
cosecha lo que siembra”, Él sabe lo que hay en tu corazón y sabe si eres
sincero o no. Debes humillarte ante Él, debes confesarle que eres pecador,
debes dejar de hacer lo malo, y si lo haces de verdad, pues Él se manifestará
en tu vida, y comprobarás que sigue siendo tan poderoso como en los días del principio
y puede darle un giro de 180 grados a tu existencia.
El coronavirus se lleva
a mucha gente cada día, no sabes si tú serás la próxima víctima, pero déjame
darte un consejo, en estos tiempos difíciles lo que se valora más es la vida,
ésta vale más que todo el oro y la plata que poseas, asegura la salvación de tu
alma porque si pasas de aquí a la eternidad te irás con Dios, pero si lo
rechazas te perderás para siempre. La única forma de que puedas acceder a su
gracia y misericordia, y Él no se las niega a nadie, es cuando creas en Cristo quien
murió por tus pecados en la cruz, no hay otra forma de ser salvo y de obtener
la vida eterna. Sí, Dios aun escucha a los que se quieren acercar con fe a Él
por medio de Cristo, quizá te sanes o no, pero si Cristo está en tu corazón pasarás
de este mundo a la eternidad a disfrutar de su presencia y entrarás en el
reposo que Dios ha prometido a los que le aman. No desestimes su palabra ni la
oportunidad que te da porque no sabes si la volverás a tener. Dios te guarde.
“Si oyereis hoy su voz, no
endurezcáis vuestros corazones”, He. 4:7.
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