“Mucho valor tiene a los ojos del SEÑOR la muerte de
sus fieles”, Sal. 116:15 (NVI).
Es triste escuchar que cada día hay personas que se
van de este mundo, y también es triste que entre ellas se van algunos servidores
de Dios, me refiero específicamente a pastores, hombres llamados por el Señor
para dedicar su vida a servirle.
Es obvio que los que sienten más la partida de un
siervo de Dios es su misma familia, pero no deja de ser lamentable para todo el
pueblo de Dios. Comprendemos que cuando un servidor de Cristo se va es porque
Dios quiso llevárselo y ahora disfruta de su Presencia y descansa allí, creo
que todos sabemos que algún día nos iremos de este mundo, el asunto es que
mucha gente no entiende la razón de porqué está aquí en a tierra. Muchos creen
que la vida hay que vivirla al máximo experimentando placeres mundanos porque
después de todo como, dicen algunos, “sólo te llevas lo comido y lo bebido”,
pero no hay conciencia de la eternidad, no piensan que después que abandonen este
mundo tendrán que rendir cuentas al Señor por la forma cómo han vivido, y si han
vivido sin hacer la voluntad de Dios, pues su destino eterno será fatal.
La razón de porqué estamos aquí es para glorificarlo a
Él, para hacer su voluntad. Isaías 43: 7 dice: “todos los llamados de mi
nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”, muchos creen que
esto sólo se aplica a los pastores o aquellos que desean dedicarse a Dios a
tiempo completo, pero no aplica a los demás y esto es falso. Dios te creó para
que lo honres para que lo glorifiques con tu vida aun cuando necesariamente no
tengas que ser un pastor o algo así, siendo laico o como quieras llamarlo igual
debes entender que tu vida en este mundo obedece a un propósito divino que es
precisamente glorificarlo a Él.
Lamentablemente muchos al no entender esto y no creer
en Él llevan una vida desordenada, ajenos a los planes divinos y siendo
esclavos del pecado, la biblia dice que la “paga del pecado es muerte” (Ro.
6:23). De ser así nadie se librará por haber incumplido con ese plan divino
personalizado, porque Él tiene un plan para cada uno, y tendrá que asumir las
consecuencias de ello.
Si se fueron algunos siervos de Dios, como dije, ahora
disfrutan de su Presencia, tú también te irás y sería bueno que te preguntes
¿en qué condición lo harás? ¿Salvo o perdido? Salvo si tienes a Cristo en tu
corazón y haces su voluntad; perdido si te niegas a hacerlo. Dicho de otro
modo, sólo hay dos caminos, el angosto y el estrecho, en el primero transitan
muchos, pero lleva a la perdición, en el segundo sólo los que han creído en
Cristo. No te pierdas esta oportunidad de salvar tu alma, en tiempos del coronavirus
nadie sabe si sobrevivirá, pero si te vas de este mundo por este mal asegúrate de
irte con Cristo. Él dijo en Jn. 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida; el
que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”, sólo en Él obtendrás la promesa de
la vida eterna, ahora no lo hagas sólo por el temor a la pandemia, hazlo aunque
no exista este mal porque de todos modos te irás algún día de este mundo y
debes estar seguro de ser salvo por la fe en Jesús. Que Dios te ayude a entender
su palabra y puedas acceder a su oferta de salvación.
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