jueves, 17 de noviembre de 2016

LEVANTÁNDOSE MUY TEMPRANO


Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Mr. 1:35. Muchos creen que Jesús por ser divino pues le era fácil realizar los milagros, sanidades y prodigios que hizo. Sin embargo, la biblia dice: “…el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Fil. 2:6-7). Entonces la cosa no fue tan sencilla, en realidad nuestro Señor tuvo que aprender a comportarse como un ser humano y depender de su Padre como cualquier mortal, y encima de eso asumir la gran responsabilidad de cumplir con el plan de redención y liberar a la humanidad del pecado. Claro que nuestro Salvador comprendió que para poder realizar la voluntad del Padre tenía que buscar constantemente su gracia y su poder, y para eso tenía que levantarse temprano por las mañanas y orar. Seguramente que ha tenido que sacrificar horas de sueño, y de seguro, pues llegaba bien cansado a casa después de haber batallado contra los fariseos, los incrédulos, los endemoniados y haber sanado enfermos; y encima de eso las largas jornadas de movilización de aldea en aldea en un tiempo en donde el transporte no era de fácil acceso como hoy. Creo que Dios te quiere enseñar también que si deseas ver su mano poderosa obrando en tu vida, tu hogar, tu trabajo, tu salud tanto física como espiritual, pues requieres de la oración. Es probable que también debas sacrificar algo para poder tener un tiempo a solas con Dios, pero te aseguro que vale la pena, porque las bendiciones que recibiremos de Él serán completamente satisfactorias. Así que líbrate de la flojera y de la inercia espiritual y empieza a buscarlo con todo tu corazón, porque la oración mueve el poderoso brazo de Dios. Jer. 33:3: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Búscalo.

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Honrarlo a Él