INTRODUCCION.- Sabemos que ahora
todo ser humano tiene la capacidad de ser justificado, no por obras propias,
sino por la fe en Jesús. Ahora judíos y gentiles deben creer en Jesús como
Salvador personal si es que quieren entrar al cielo. El apóstol destaca
precisamente con el ejemplo de Abraham la importancia de la fe en comparación
con el ejercicio de obras para ser justificados.
JUSTIFICAR: Ser algo la causa
de que otra no resulte extraña o censurable. Probar una cosa con razones
convincentes, testigos y documentos. Probar la inocencia de uno.
I.
ABRAHAM CREYÓ A DIOS (vs. 1-3)
1. (vs. 1-2) Si Abraham hubiese sido
justificado según sus obras, tendría razón para gloriarse, o envanecerse por
algo que sería meritorio para con Dios, esto lo llevaría a inflar su ego y a
jactarse de su salvación por un esfuerzo personal. Pero lamentablemente no fue
así, la biblia dice:
2. (vs. 3) “Abraham creyó a Dios”: Es decir
creyó a la palabra de Dios, lo que el Señor le dijo para poder lograr su
justificación. “Le fue contado por justicia”: El acto de creer en lo que Dios
le dijo fue suficiente para poder ser justificado y hallar gracia delante del
Creador.
II.
DEUDA EN LUGAR DE GRACIA
Deuda: Obligación que una
persona tiene de pagar o reintegrar el dinero que debe.
Gracia: Ayuda sobrenatural y
don otorgado por Dios al hombre para el logro de la bienaventuranza. Beneficio,
concesión gratuita.
1. (vs. 4-5) El asunto de ser justificados en
base a obras llevaría a Dios a que se
“endeude” con los hombres, y esto sería complicado porque no hay ser
humano que pueda ofrecerle algo perfecto a Dios que luego Él tenga que
retribuírselo. Pero la salvación no es un “salario” que nos da Dios sino es un
acto de “gracia”, es un regalo inmerecido porque no hicimos nada para
merecerlo, sólo cuentan los méritos de Cristo.
2. (vs. 6-8) El apóstol Pablo cita a David
para corroborar lo arriba dicho. Dios considera “bienaventurado” a quien Él le
atribuye “justicia sin obras”. Estamos tan contaminados por el pecado que nada
bueno puede agradarle a Dios para que nos justifique, así que no necesita que
hagamos algo, sino que creamos en su Hijo Jesús. De este modo, nuestras
“iniquidades son perdonadas”, y no se nos “inculpa de pecado”.
III.DIOS
JUSTIFICA A JUDIOS Y GENTILES POR LA FE (vs. 9-12)
1. (vs. 9) Pablo pregunta, que si Abraham fue
justificado por fe, esta bienaventuranza ¿es sólo para los de la circuncisión o
también para los de la incircuncisión? Es obvio que es para los dos, y Pablo aclara
un poco más el asunto.
2. (vs. 10) Abraham recibió la justificación
por fe estando en la incircuncisión, es decir mientras aún no recibió el
mandato de circuncidarse como señal del pacto.
3. (vs. 11a) Pero una vez justificado recibió
la circuncisión como “señal, como sello de la justicia de la fe” estando
incircunciso.
4. (vs. 11b) De este modo se convierte en
“padre de los creyentes no cincuncidados” para que a estos también la “fe les
sea contada por justicia”.
5. (vs. 12) Y también se convierte en “padre
de la circuncisión” aquellos que se han circuncidado, y “siguen las pisadas de
la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado”. No basta ser
circuncidado, hay que llevar una vida de fe como Abraham.
IV. LA
PROMESA FUE DADA POR FE (vs. 13-16)
1. (vs. 13) Dios le hizo la promesa a
Abraham y a su descendencia de ser
“heredero del mundo” no por cumplir la ley, sino “por la justicia de la fe”.
Hay que entender que el concepto de la fe ya existía antes del pacto mosaico, y
se rescata en el tiempo de Jesús; en realidad siempre existió, los creyentes
del antiguo pacto debían andar por la fe, pero no lo entendieron así.
2. (vs. 14) Al parecer Dios había pensado
justificar a los hombres por la fe y no por obras, por la naturaleza caída del
hombre. Si hubiera sido por obras y no por fe, entonces ésta sería “vana y
anulada la promesa”.
3. (vs. 15) Pablo dice que “la ley produce
ira”, en el sentido que al no haber nadie que pueda cumplirla, hace que todos
estemos bajo la ira de Dios. Pero “donde no hay ley tampoco hay transgresión”,
esto no quiere decir que el concepto de la fe anule a la ley, sino que la fe
nos abre puertas a un nueva dimensión de poder ser justificados sin que se
tenga que tomar a la ley que nadie puede cumplirla.
4. (vs. 16) A Dios le plació justificarnos
por la fe y no por la ley y así la promesa “se hace firme para toda su
descendencia”. Es decir serán justificados por la fe los judíos (que viven bajo
la ley) y los gentiles (que proceden de acuerdo a la fe de Abraham). Así
entonces éste se constituye en “padre de todos”.
V.
ABRAHAM PADRE DE MUCHAS GENTES (vs. 17-25)
1. (vs. 17) Es por eso que Dios lo puso a
Abraham como “padre de muchas gentes, porque creyó en Él. Este llamado de ser
“padre”, se lo hizo cuando no tenía hijos. Sin embargo, Abraham tuvo fe de que
Dios “llama las cosas que no son, como si fuesen”, es por eso que el Señor le
daría un hijo a este hombre viejo y casi muerto, como dice el texto Dios “da
vida a los muertos”.
2. (vs. 18) Abraham recibió la promesa de
Dios “Así será tu descendencia”, es claro que esto lo llevó a creer “en
esperanza contra esperanza”, es decir a creer y alimentarse de esperanzas a
pesar de sus propias limitaciones, así es como llegó a ser “padre de muchas
gentes”.
3. (vs. 19) La fe de Abraham no se debilitó
aun viendo su cuerpo “que estaba ya como muerto” (tenía 100 años), y peor aún,
“la esterilidad de la matriz de Sara”. Tenía sobradas razones para no creer en
lo que Dios le decía, pero prefirió no hacer caso a lo que veía, sino a lo que
oía de Dios.
4. (vs. 20) Abraham no dudó, ni tampoco fue
incrédulo de las promesas de Dios, sino que se “fortaleció en fe”. Es
importante que los creyentes nos fortalezcamos en fe, este trabajo te
corresponde hacer a ti, y no a Dios. Dios te bendice y hace su parte si haces también
tú la tuya.
5. (vs. 21) Abraham estaba “plenamente
convencido”, tenía certeza y seguridad, esto es fe que se alimenta cada día de
la palabra de Dios, no descuidemos el leerla día a día. Este hombre sabía que
Dios es poderoso “para hacer todo lo que había prometido”, no debemos dar lugar
a la duda que mina la fe en el corazón del creyente, sino que deben anidarse la fe y la convicción.
6. (vs. 22-25) Siendo así entonces a Abraham
“su fe le fue contada por justicia”, pero como dice el apóstol no solo a él le
fue contada, sino también a nosotros (judíos y gentiles), “ha de ser contada”,
que creemos en Dios que resucitó a Jesús su hijo, “entregado por nuestras
transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”. La resurrección de
Jesús confirma nuestra justificación, pues los que hemos sido justificados por
la fe al igual que Jesús también seremos resucitados para la gloria de Dios.
VI.
CONCLUSIÓN
Pablo dice: Si en esta vida solamente
esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los
hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
durmieron es hecho, 1 Co. 15:19-20. Si solamente esperamos a Cristo
para esta vida sin haber vida eterna, pues la vida cristiana no tendría sentido
pues al final todos moriremos eternamente, pero el sello de nuestra
justificación se completará en el día de nuestra resurrección.
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