El desprendimiento no es
otra cosa sino que la generosidad y desinterés que muestra una persona hacia
otra. Es raro ver a gente que se desprenda de lo que tiene para compartirlo con
los demás, por supuesto que existen, pero son contados con los dedos. Y creo
que para que alguien ser desprenda de lo que tiene es porque tiene que valorar más
lo espiritual que lo material. En esta sociedad consumista donde todo entra por
los ojos y se satisface con los bolsillos es difícil que deseemos desprendernos
de las cosas materiales fácilmente, al contrario, las anhelamos y a veces más
de la cuenta. El problema surge cuando esta vorágine del consumismo se
constituye en un estilo de vida, estilo que puede hacer que se diluyan tus
valores, tus principios bíblicos. No es de extrañar que hasta los creyentes,
los siervos de Dios y líderes espirituales hayan caído en pecados groseros
relacionados con la inmoralidad y el dinero productos de ese “espíritu
consumista” que absorbe a la humanidad. Y claro, lo material es necesario, pues
no podemos ser ajenos a “no sólo de pan vive el hombre”, pero hay que hacer
caso al pan material y al pan espiritual
que es nuestro Señor Jesús, de quien cada día debemos alimentarnos por medio de
su palabra bendita. Mantener el equilibrio es nuestro desafío y sólo será
posible con la ayuda de Dios. Que Dios te ayude a ti y a mí a buscar una vida
donde no tengamos que ser absorbidos por ese consumismo enfermo y destructor y
mantengamos una espiritualidad acorde con los parámetros bíblicos.
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