“Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” Gálatas 1:11–12
Pablo declara con firmeza que el evangelio que predica no tiene origen humano. No es una idea creada por sabios ni una tradición transmitida por generaciones. Es un mensaje que nació en el corazón de Jesús y fue revelado directamente a él.
Esto nos recuerda que la fe cristiana no depende de filosofías ni de opiniones, sino de una revelación divina. Podemos leer, estudiar y escuchar, pero la verdadera transformación ocurre cuando Cristo se revela a nuestro corazón. Así como Pablo fue cambiado por un encuentro con Jesús, también nosotros podemos experimentar esa gracia viva y real.
Hoy, vuelve tu mirada al corazón del evangelio: Cristo mismo. No te quedes solo con información; busca revelación. No permitas que la opinión de otros defina tu fe; deja que la Palabra y el Espíritu hablen a tu vida. Y sobre todo, sé fiel al mensaje puro de Cristo, sin añadirle cargas humanas.
Oración
“Señor Jesús, gracias por tu evangelio, que viene del cielo y transforma mi vida. Revela tu verdad a mi corazón y hazme fiel a tu mensaje. Que tu gracia sea mi guía hoy. Amén.”
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