El pecado entontece y enceguece al hombre llevándolo a su ruina moral y espiritual. Y ese cáncer del alma si hace metástasis no tiene solución. A menos que el pecador llegue a los pies de Cristo, su condenación es inexorable.
Lamentablemente la humanidad perdida no hace caso a su ruinosa condición y sigue cometiendo toda suerte de desmanes que no hacen otra cosa que confirmar el precepto bíblico de que como "ellos no tomaron en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen...". Efectivamente esto es lo que está pasando y la cosa irá empeorando. Solo Cristo puede ayudar al hombre, que está dominado por sus vicios y pasiones pecaminosas, a tomar responsabilidad en este respecto porque la vida es corta y si no decidió arrepentirse y creer en el Salvador, pues cumplirá su trágico destino. Espero que al leer esto te des cuenta dónde estás parado y procures cambiar.
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