¿POR QUÉ DIOS NO RESPONDE A TU ORACIÓN?

La Biblia ofrece varias perspectivas sobre por qué Dios puede parecer no escuchar nuestras oraciones en ciertos momentos. Una de ellas se encuentra en Isaías 59:2, donde dice: "Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír." Este versículo sugiere que el pecado y la separación de Dios pueden obstaculizar nuestra comunicación con Él.

Otro aspecto que se encuentra en Santiago 4:3 es que a veces nuestras motivaciones pueden ser incorrectas: "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites." Aquí se destaca que Dios puede no responder a nuestras oraciones cuando pedimos con motivaciones egoístas o contrarias a su voluntad.

Además, en 1 Pedro 3:7 se nos recuerda que el trato inadecuado hacia nuestros seres queridos puede afectar nuestras oraciones: "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo."

Ahora podemos pedirle a Dios cosas que no son malas, ni van contra los principios bíblicos, pero tampoco hay respuesta. Esto es debido a que probablemente Dos tenga otro tipo de respuesta. Alguien dijo que Dios por lo general nos da tres tipos de respuesta: sí, no o espera, cualquiera de ellas determina la voluntad de Dios para nosotros.

Si pusiste tu vida en sus manos poderosas entonces debes estar dispuesto a hacer su voluntad y aceptarla, porque ella es “agradable y perfecta” (Ro. 12:2). Aprenderás que lo que Dios tiene para ti es lo mejor, aunque al inicio así no lo parezca, pero en el tiempo encontrarás sentido y propósito a lo que Dios está haciendo en tu vida.

No olvidemos que la biblia resalta la importancia de la pureza de corazón, la alineación con la voluntad de Dios y el trato adecuado hacia los demás como condiciones para que nuestras oraciones sean escuchadas. Sin embargo, también es importante recordar que Dios es soberano y puede tener razones más profundas y misteriosas para no responder de la manera que esperamos.