miércoles, 10 de abril de 2024

EL CRISTIANO CARNAL

 



En la Biblia, encontramos referencias al concepto del "cristiano carnal" en las epístolas del apóstol Pablo, específicamente en 1 Corintios 3:1-3 (NVI):

"Yo, hermanos, no pude hablarles como a espiritual, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Les di leche, no alimento sólido, porque aún no estaban en condiciones de recibirlo. Y todavía no lo están, porque todavía son gente carnal. Envidias, pleitos y divisiones hay entre ustedes, ¿no es así? ¿Acaso no se comportan como cualquier otra persona?"

En este pasaje, Pablo está abordando la situación de los creyentes en Corinto, quienes, a pesar de haber aceptado a Cristo como Salvador, aún no habían experimentado un crecimiento espiritual significativo. El término "carnal" se refiere a aquellos que están influenciados predominantemente por los deseos y pasiones mundanas en lugar de ser guiados por el Espíritu Santo.

El cristiano carnal puede mostrar algunas características distintivas, como un enfoque en disputas y divisiones dentro de la iglesia, celos, rivalidades y una dependencia excesiva en las normas y valores del mundo en lugar de los principios del Reino de Dios.

Es importante destacar que el cristiano carnal no está perdido, pero su vida cristiana está marcada por una inmadurez espiritual y una falta de transformación. Aunque han nacido de nuevo, aún no han alcanzado un nivel de madurez espiritual que le permita vivir de acuerdo con la voluntad de Dios de manera consistente.

El apóstol Pablo dice en Ro.8:5: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”. El creyente carnal está más enfocado o muestra interés en los temas de la carne como los que se mencionan en Gal 5:19-21, definitivamente si sigue así no podrá agradar a Dios en nada y corre un peligro espiritual muy serio, pues el mismo apóstol dice en el vs. 6: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. Debe procurar, por lo tanto, arrepentirse de esa forma de vivir, reconciliarse con Dios y llevar la vida del Espíritu que es lo que espera el Señor de todos los que le aman.

Pablo exhorta a los creyentes a avanzar hacia una vida espiritual más profunda, dejando atrás las actitudes y comportamientos carnales y buscando un mayor crecimiento en Cristo. Esto implica un compromiso con la oración, el estudio de la Palabra de Dios, la comunión con otros creyentes y la obediencia al Espíritu Santo, lo que gradualmente produce un cambio en el carácter y el comportamiento hacia una mayor semejanza con Cristo.

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