El
arrebatamiento de la iglesia es un tema bíblico que se basa en la creencia de
que, en un momento determinado, Dios llevará a los creyentes a su presencia,
llevándolos de la tierra al cielo. Esta doctrina se extrae principalmente de
dos pasajes bíblicos: 1 Tesalonicenses 4:13-18 y 1 Corintios 15:51-57. Por
ejemplo, en 1 Tesalonicenses 4:13-18, el apóstol Pablo escribe a los creyentes
de Tesalónica para consolarlos respecto a los que habían muerto en la fe. Pablo
afirma que los que murieron en Cristo resucitarán primero, y luego los
creyentes que estén vivos serán arrebatados en las nubes para encontrarse con
el Señor en el aire. Este evento está marcado por la aparición del Señor con
voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios.
En
1 Corintios 15:51-57, Pablo habla del misterio de la transformación de los
creyentes en un abrir y cerrar de ojos. Los muertos resucitarán con cuerpos
incorruptibles, y los vivos serán transformados. Esta victoria sobre la muerte
y el pecado se logra a través de Jesucristo.
El
arrebatamiento de la iglesia ofrece consuelo y esperanza a los creyentes. En
tiempos de dificultades, persecuciones o pruebas, la promesa del arrebatamiento
les recuerda que un día serán llevados a estar con el Señor, lejos de los
problemas de este mundo.
Por
otro lado, el arrebatamiento será un evento que reunirá a todos los creyentes,
tanto los que han muerto como los que están vivos, para estar juntos con el
Señor para siempre. Esto destaca la unidad y la comunión que los creyentes
compartirán en la presencia de Dios.
Es
por eso que la doctrina del arrebatamiento motiva a los creyentes a vivir con
vigilancia y preparación, sabiendo que el Señor puede venir en cualquier
momento. Esto les lleva a vivir de manera santa, sirviendo a Dios y a los demás
con amor y devoción.
También
es importante señalar que hay diferentes interpretaciones sobre el momento del
arrebatamiento y su relación con otros eventos futuros (como la tribulación).
Algunas corrientes de interpretación hablan de un arrebatamiento
pretribulacional, otras postribulacional, y algunas incluso de un
arrebatamiento parcial. Aunque existen estas diferencias, el enfoque principal
es la promesa de la venida del Señor y la esperanza de estar con Él para
siempre.
Estas
posturas teológicas son las que hacen que el tema sea controversial, pero como
dijimos lo importante de esto es que Cristo viene por su iglesia y ésta debe
estar preparada para irse, pero antes de hacerlo debe cumplir con el encargo
que el Señor le dio y que se encuentra en Mt. 28: 19: “Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo”. La iglesia no debe cejar de su
encargo, aunque veamos que la maldad y la corrupción moral avanzan
vertiginosamente debemos seguir en la labor de hacer discípulos porque hay mucha
gente dispuesta a oír el evangelio y salvarse.
En
resumen, el arrebatamiento de la iglesia es una doctrina que ofrece consuelo,
esperanza y motivación para vivir una vida santa y comprometida con Dios,
esperando el momento en que los creyentes serán reunidos con el Señor para
siempre.
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