En
la Biblia, hay varios pasajes que abordan el tema de la felicidad y la riqueza,
así como la idea de encontrar la alegría y la satisfacción en circunstancias
más allá de la riqueza material. Uno de estos pasajes se encuentra en
Filipenses 4:11-13, donde el apóstol Pablo escribe: "No lo digo
porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi
situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo
estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece."
Este
pasaje destaca la idea de que la verdadera felicidad no está determinada por la
cantidad de riqueza material que uno posea, sino por una actitud de
contentamiento y confianza en Dios, independientemente de las circunstancias.
Pablo habla de haber aprendido a estar contento en cualquier situación, ya sea
en la abundancia o en la escasez, porque su fuerza viene de Cristo.
Sin
embargo, aun cuando mucha gente sabe que la felicidad no está en la abundancia
de bienes que posee, al parecer no hace caso a esto y sigue en su desenfrenada
carrera por el éxito material. Por otro lado, no es de extrañar ver que muchos
llegan a extremos sórdidos, envilecidos por la avaricia y que los lleva a
valorar más la riqueza que la vida misma.
El
que no conoce a Dios, no comprenderá que la vida puede ser disfrutada aun con
poco, Dios nos creó no para ser ricos materialmente, pero sí desea que nuestra
riqueza sea espiritual. Sólo el hombre que anda con Dios y es guiado por Él, aprenderá
a valorar lo espiritual sobre lo material, y sin dejar de dar la importancia debida
a lo material lo que no permitirá es ser dominado por los sentimientos
mezquinos que provienen del amor al dinero. Sabe que Dios es su verdadera
riqueza y que la abundancia de ésta en el cielo es eterna y de mejor calidad
que la que se pueda acumular en la tierra.
La
biblia nos enseña que la verdadera felicidad no depende de nuestra situación
financiera, sino de nuestra relación con Dios y nuestra capacidad para
encontrar satisfacción en Él, independientemente de nuestras circunstancias
materiales. Nos recuerda que, a través de la fe y la confianza en Él, podemos
encontrar una profunda y duradera alegría que va más allá de las posesiones
terrenales.
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