martes, 27 de febrero de 2024

¿LA PENA DE MUERTE ES LA SOLUCIÓN?

 


El tema de la pena de muerte es sumamente complejo y controversial en cualquier contexto, incluyendo el Perú. Un análisis exhaustivo sobre la efectividad de la pena de muerte en la reducción de la criminalidad debe considerar múltiples factores. Si bien algunos podrían argumentar que la imposición de la pena de muerte podría disuadir a los criminales y reducir la tasa de delitos graves, numerosos estudios han demostrado que la relación entre la aplicación de la pena de muerte y la disminución de la criminalidad es ambigua y, en muchos casos, inexistente.

En el caso específico del Perú, sería fundamental considerar el contexto socioeconómico, cultural y legal del país. Además, es crucial evaluar los posibles efectos adversos, como la posibilidad de ejecuciones de personas inocentes, la violación de derechos humanos y la influencia en el sistema de justicia penal.

Tal vez en lugar de centrarse exclusivamente en la pena de muerte, sería más productivo abordar las causas subyacentes de la criminalidad, como la pobreza, la desigualdad, la falta de acceso a la educación y la corrupción. Promover políticas públicas que fortalezcan el sistema de justicia, mejoren las condiciones socioeconómicas y aborden las raíces de la delincuencia podría ser más efectivo a largo plazo en la reducción de la criminalidad en el Perú.

Desde el punto de vista bíblico la pena de muerte puede ser discutible. Sabemos que Dios la permitía en un contexto donde su ley era violentada por aquellos que no querían someterse a su voluntad. La famosa ley del talión era permitida en la ley mosaica y era así como se frenaba el avance de la maldad. En un gobierno teocrático se castigaba con pena de muerte el adulterio, la idolatría, la fornicación, la hechicería, el incesto entre otros.

En el Nuevo Testamento, vemos algo diferente, se cancela la ley del talión porque el Señor nos enseña a amar a nuestros enemigos y a perdonar las ofensas de ellos. Por otro lado, en una sociedad laica o libre de toda influencia religiosa, no en todas, sino en algunas sociedades, se establece la pena de muerte como castigo contra la criminalidad. ¿La pregunta es si esto hace que retroceda la maldad, la injusticia y el crimen, como señalamos más arriba? Al parecer no, ni lo hará, la única forma de frenar el mal es con el bien, el apóstol Pablo dice en Ro. 12: 21: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. Creo que la única manera de hacerlo es con la predicación del Evangelio de Cristo; si Dios no intervine en la sociedad o si le cerramos puertas, la sociedad seguirá en caos, y no quiero ser pesimista, pero creo que la sociedad irá de mal en peor y esto es algo profético porque el mismo apóstol Pablo dice en 2 Ti. 3:2-5: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita”. Esto no nos habla de una evolución hacia el bien, por el contrario, es hacia el mal, es por eso que urge que sigamos predicando a Cristo para que las almas se salven de esta vorágine que produce el pecado en la mente y el corazón de la gente sin Dios. Si deseas que Dios haga un cambio en tu vida y en tu familia entonces acércate con fe a Jesús, ríndele tu corazón para que tu vida esté en las mejores manos y le dé dirección y propósito a tu existencia, que es lo que realmente necesitas tú y la sociedad nuestra.

 

 

 

 

 

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