sábado, 8 de diciembre de 2018

¿Para qué ayunas? (Is. 58)



Dios le habla a su pueblo por medio del profeta Isaías. Está hablándoles sobre el ayuno y cuál debe ser su motivación. Nosotros entendemos el ayuno como la abstención de alimentos por un tiempo para poder buscar a Dios en oración, y dedicarnos a la lectura de su palabra, para poder buscar dirección en asuntos particulares o ministeriales. Generalmente va vinculado con evitar comer, pero más importante que librarse de los alimentos es entender el sentido del ayuno, ¿para qué ayuno? ¿qué quiero lograr con esto?
El Señor que conoce los corazones comprendía que los judíos de su tiempo cumplían con todas las “formas” del ayuno, con los rituales que en ese entonces eran necesarios, pero les observa algunas falencias que encontraba cuando lo hacían:
·         Pero el día en que ustedes ayunan, hacen negocios y explotan a sus obreros, vs. 3.
·         Ustedes sólo ayunan para pelear y reñir, y darse puñetazos a mansalva, vs. 4
El hombre que ayuna buscando a Dios, pero vive enemistado de su prójimo, no es bien visto por Él, se está engañando. ¿Cuántos hombres viven peleados con sus mujeres y van a la iglesia a ayunar, a hacer vigilias? ¿Cuántos empresarios explotan a sus trabajadores y luego van a la iglesia a golpearse el pecho con el ayuno? ¿Cuántos creyentes viven peleándose con miembros de su misma congregación?¿Así agradarán a Dios?
Al Señor no le interesa que tú vayas con el rostro demacrado y hasta te tires al piso para mostrarles a todos que ayunas, como si con esto dejaras entrever a todos que eres espiritual, no engañas a Dios, pero sí a ti mismo, dice Isaías: ¿Acaso el ayuno que he escogido es sólo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y sólo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al SEÑOR?, vs. 5.
El verdadero ayuno debe cumplir con lo siguiente:
El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?, vs. 6. Debes ayunar para buscar el beneficio de tu prójimo, para ayudar a los que están cautivos en la garras del maligno, los que viven aprisionados en vicios y pasiones pecaminosas, atados y encadenados por el pecado y que necesitan ser liberados y sabemos que sólo Cristo puede hacerlo.
¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?, vs. 7. El verdadero ayuno debe ser motivado para poder ayudar al que está en necesidad, aquel que no tiene para comer. El evangelio que sólo se encarga de predicar y no ayudar en las necesidades materiales, me parece que hace un trabajo a medias. Recuerda que Cristo anunciaba el Reino de los Cielos, pero también realizó la multiplicación de los panes, ayudó en la curación de los enfermos. Muchos creen que la obra social no debe realizarla la iglesia, para eso existen las Ongs y otras entidades sociales, esto es falso. La iglesia de Cristo también debe hacer obra social, por su puesto en la medida de sus posibilidades, pero también está llamada a hacerlo. Jesús les dirá a los justos: Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron. Mt. 25.35-36.
Bendiciones para el que ayuna como el Señor nos manda:
Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del SEÑOR te seguirá, vs. 8. Dios te bendecirá y te ayudará a sobresalir en lo que emprendas, si estás enfermo te puede sanar, y el Señor estará contigo para glorificarse a través tuyo.
Llamarás, y el SEÑOR responderá; pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!” Si desechas el yugo de opresión, el dedo acusador y la lengua maliciosa, vs.9. Tu oración será respondida, algo de lo que muchos creyentes se quejan, porque consideran que Dios no los escucha, habría que saber por qué. Hay actitudes que uno debe desarraigar de su vida: el maltrato a los demás (especialmente en el matrimonio), y evitar el lenguaje procaz, debes cuidar que tus labios no se contaminen con el lenguaje vulgar y mundano.
Si te dedicas a ayudar a los hambrientos y a saciar la necesidad del desvalido, entonces brillará tu luz en las tinieblas, y como el mediodía será tu noche, vs. 10. Enfatiza nuevamente el hecho de ayudar especialmente a los necesitados (hambrientos y desvalidos). Acuérdate de ellos y comparte las bendiciones que Él te da con aquellos que no tienen.
Mira, el verdadero ayuno busca el beneficio de los demás como dijimos, pero también contribuye a beneficiarte a ti mismo:
El SEÑOR te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan, vs. 11. Te dará sanidad emocional, espiritual y hasta física.
Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas y levantará los cimientos de antaño; serás llamado “reparador de muros derruidos”, “restaurador de calles transitables”, vs. 12. Serás un hombre a quien Dios use para “restaurar”, restaurar vidas, las de aquellos que se encuentran arruinados y creen que la vida ya no tiene sentido, el Señor te usará para ser de bendición para otros.
Si dejas de profanar el sábado, y no haces negocios en mi día santo; si llamas al sábado “delicia”, y al día santo del SEÑOR, “honorable” ; si te abstienes de profanarlo, y lo honras no haciendo negocios ni profiriendo palabras inútiles, vs. 13. Algo importante que el creyente no debe olvidar con respecto “al día de reposo”. Sabemos que los judíos acostumbraban guardar el sábado, nosotros los creyentes lo hacemos el domingo, pero hay quienes este día prefieren usarlo para irse de paseo, a la playa, a divertirse y no van a la iglesia o se aparecen a ella raras veces. Tal vez, este asunto sea trivial para ti, pero no es así, es importante congregarse, y no dejar de hacerlo como dice el autor de Hebreos: No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca, He. 10:25. Si no te gusta ir a la iglesia y prefieres pasarla mejor en otros sitios y mucho menos servir al Señor, revisa tu corazón probablemente no eres salvo, y si no lo eres sería en vano invitarte a ayunar.
Entonces hallarás tu gozo en el SEÑOR; sobre las cumbres de la tierra te haré cabalgar, y haré que te deleites en la herencia de tu padre Jacob. El SEÑOR mismo lo ha dicho, vs. 14. El verdadero ayuno nos lleva a gozarnos en el Señor, la vida cristiana no tiene que ser una experiencia triste, los creyentes que se sienten deprimidos los invito a ayunar y a hacerlo de la manera cómo el Señor nos enseña y comprenderán que el gozo no es una mera emoción, sino un fruto del Espíritu y que se manifiesta cuando realmente andamos en la voluntad del Señor. Espero que Dios nos enseñe a poner en práctica una de las disciplinas tan poco usadas en nuestros tiempos, especialmente en los tiempos críticos que nos toca vivir cuando debemos cumplir con la “Gran Comisión”, de ir y salvar almas para Cristo, y no estar distraídos en eventos tecnológicos que nos deslumbran, que llenan estadios y coliseos, pero que muchas veces dejan vacíos los corazones. No construyamos nuestra vida espiritual con heno ni con hojarasca, sino con oro, con plata y con piedras preciosas.  Que Dios nos ayude.



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