sábado, 16 de marzo de 2013

Francisco señala a Cristo y reza a la Virgen





Es bastante sorprendente la serie de comentarios que se han sucedido entre algunos representantes evangélicos o protestantes, que parecen querer sólo “quedar bien” con toda la mecánica generada en torno al –sin duda importante- nombramiento del nuevo Papa.
En primer lugar, recordamos que también se trata de la elección de un Jefe de Estado, cuya influencia va a sentirse en todo el planeta. Un Estado que es uno de los pocos de carácter no-democrático que aún existen en el mundo, pero que  va a ser fuerza de presión interna en no pocos países democráticos.
En segundo lugar, es el Pontífice de la Iglesia católico-romana, representando por lo tanto a lo contrario que piensa y entiende como cristianismo la exégesis bíblica que defiende el cristianismo protestante en su sentido de cristianismo bíblico por encima de las tradiciones y el “Magisterio” de “la” Iglesia.
Por mucho que quiera e intente inútilmente defender la ICAR (Iglesia Católica Apostólica Romana), la figura papal aglutina y representa a todos aquellos que son contrarios al cristianismo cuyo centro es Cristo.
El problema es el papado, no el Papa
José de Segovia, teólogo protestante y Presidente de la Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española, analiza -al hilo de la renuncia de Benedicto XVI- la figura del papado a la luz de la Biblia y las enseñanzas de Jesús, así como las reacciones que se han producido ante el anuncio de esta renuncia.
El mejor ejemplo han sido las palabras y actuaciones primeras de Francisco. Señala a Cristo, pero reza y se encomienda a la Virgen María. Una contradicción absoluta, ya que la propia María de la Biblia (como en la boda de Canaán) señalaría a Cristo, diría que se hiciese lo que El dijo, y El dijo que era el único camino al Padre; por lo tanto sin más intercesores ni mediadores.
Ante ello, hablar del cristocentrismo del Papa nos parece que camina entre la verdad a medias y lo políticamente correcto; y de alguna forma falsea la realidad simplemente para quedar bien con la ICAR.
Francisco, Jefe de un Estado no-democrático de enorme poder mundial, Vicario de Cristo según la ICAR, parece un hombre sencillo y cercano, socialmente comprometido y conocedor de los cristianos evangélicos.
Lo que haga está por ver.
Pero lo que es y representa su figura es lo contrario al genuino cristianismo de Jesús; que también era sencillo y cercano, pero en su caso nunca fue Jefe de Estado, y se atrevió a enfrentarse a la religión establecida para decir que se habían extraviado del sentido de la Palabra revelada a Israel.
Jesús, sin oraciones a nadie más, debería ser el mejor y único ejemplo de Francisco. Entonces, y sólo entonces, le aplaudiríamos.
Esto no es anticatolicismo, es precisamente querer hacer lo que dice Francisco. Señalar a Cristo, y sólo a Cristo. Porque Cristo, y sólo Él, es la roca sobre la que se edifica la Iglesia católica (universal) visible e invisible.


Editado por: Protestante Digital 2013

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