El Perù empieza una nueva etapa con un nuevo gobierno. En estos meses hemos estado viviendo una especie de incertidumbre sobre las cosas que pueden suceder con el cambio, pero los creyentes no estamos confiando en los hombres, nuestra verdadera confianza descansa en el Rey de Reyes y Señor de Señores, a Quien servimos y a Quien le debemos lealtad. Asì que no interesa quièn nos gobierne, no dependemos de èl, dependemos de Dios. Nos toca orar por el nuevo gobernante y que Dios le dè la gracia de llevar bien las riendas de nuestro paìs, y que en algùn momento de su vida abra su corazòn a Dios y se dè cuenta que si està ahora en el poder, no es por su sapiencia, ni elocuencia, ni por alguna habilidad que tenga, si no porque asì Dios lo ha permitido. Jesùs le dijo a Pilato: "Ninguna autoridad tendrìas contra mì, si no te fuese dada de arriba..." Jn. 19:11. Y pienso que lo mismo sucede ahora, cualquier gobernante que tengamos en el palacio de gobierno es porque Dios lo permite. Recordemos que El pone y quita reyes. Intercedamos por nuestro paìs para que haya paz, prosperidad, igualdad en la distribuciòn de la riqueza y justicia, y que Dios aleje la corrupciòn, la injusticia, la maldad, la explotaciòn y la marginaciòn social que lamentablemente aùn se aprecia en nuestro paìs. Dios nos guarde.
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