miércoles, 3 de agosto de 2011

LOS POLITICOS ESTAN LLENOS DE ODIO


Es increìble ver que el Congreso que es el lugar donde se preparan las leyes que van a regir a nuestro paìs, alberga a hombres de saco y corbata cargados de rencor y odio; estos son los agentes encargados de preparar las leyes, que estàn llenos de envidia, rencilla e intereses personales y partidaristas. El Congreso me hace parecer al Coliseo Romano donde peleaban los gladiadores de antaño demostrando su habilidad y fuerza y donde ganaba el màs fuerte. Los antiguos gladiadores le decìan al Cèsar antes de luchar: “¡Los que vamos a morir…te saludan!”. Sòlo falta que los congresistas repitan este estribillo al presidente del Congreso antes de empezar a pelearse entre ellos.
Jesùs dijo: “Todo reino dividido contra sì mismo, es asolado; y una casa dividida contra sì misma, cae” (Lc. 11:17). Bueno nuestro Congreso siempre se caracterizò por estar dividido por intereses partidarios, todos somos conscientes de las intensas luchas que se han librado allì, por supuesto en nombre de la “democracia”, aunque èsta se usa para que uno, dos o màs congresistas enciendan el fogonazo de la discordia y luego los distintos bandos polìticos hagan flamear la bandera de su agrupación y se unan con otro partido para anublar y desvirtuar proyectos e ideas que no les interesa.
Sin embargo, las agrupaciones polìticas cuando apuntalan sus intereses, lo hacen denigrando, ofendiendo, insultando y aporreando al enemigo en un indolente escenario donde nadie se preocupa por nadie, y todos se preocupan por destacar, no interesa si esto ha de alimentar el divisionismo.
Si el corazón del ser humano està desprovisto de la gracia de Dios, entonces està infestado de orgullo, rencor, envidia, egoìsmo y malos pensamientos. El individualismo subyace en las motivaciones de muchos de ellos, por eso existen los “tránsfugas” porque no son leales a los principios de su agrupación, sòlo son leales a su intereses particulares. Un corazón sin Dios, es un corazón indòmito, que es empujado por fuerzas extrañas que lo llevan a infatuarse y ser inflexible cuando se trata de atacar al contrario.
Pienso que los pastores y creyentes laicos que han ingresado al congreso “con la ayuda de Dios”,pero con el influjo de una de estas agrupaciones polìticas, no estàn presentando del todo una estètica diferente. Son los cosmopolitas del cielo que quieren no sè si evangelizar en ese escenario, lo cual es loable, pero al final van a tener que corresponder a los intereses de su agrupación, en este ùltimo caso tendràn serios problemas con sus conciencias cuando se encuentren en la peligrosa bifurcación que comprometa sus convicciones religiosas. Ahora si los pastores y creyentes pretenden hacer una reforma espiritual en el congreso, pues es una tarea titànica, no imposible para Dios, aunque, y puedo equivocarme, no creo que ese sea el interès de ellos allì. Hasta ahora me pregunto ¿què hace un pastor en el congreso? A menos que lo llamen como capellán, ¿destacarà en el àmbito polìtico? No se sabe, Daniel cuando entrò en el foso de los leones Dios hizo el milagro de cerrarles la boca a estos, espero que haga lo mismo cuando hablen los creyentes y cierre la boca de los feroces leones que hay allì, y aporten algo constructivo, no ùnicamente para el pueblo evangèlico, sino para todos los peruanos.
Siendo como es nuestro congreso un ambiente lòbrego de disputas, los creyentes, cual torero van a tener que lidiar hábilmente al toro bravo que saldrà a acornearles. Jesùs dijo: “No os unàis en yugo desigual con los incrèdulos; porque ¿què compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y què comunión la luz con las tinieblas? (2 Co. 6:14).
Los que amamos a Dios y procuramos serle fieles cada dìa debemos orar para que Dios cambie el corazón de nuestros “padres de la patria”, y el ùnico que va a poder hacerlo es Cristo, pero esto serà posible cuando ellos estèn dispuestos a abir sus corazones y dejar que Dios entre en sus vidas. “He aquì yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrarè a èl, y cenarè con èl, y èl conmigo” (Ap. 3:20).
La ùnica manera de expurgar el odio de los polìticos es cuando el Espìritu Santo convierta sus corazones a Dios y les enseñe a amar y a perdonar. Es difícil imaginarnos un congreso asì, alguien dijo que esto serà posible sòlo en el cielo, y es verdad, pero olvidò que en cielo no habrà congreso.

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