miércoles, 19 de noviembre de 2025

LA IMPERFECCIÓN DEL CREYENTE Y LA FIDELIDAD DE DIOS

 


Una de las luchas más comunes en la vida cristiana es esta: “¿Por qué sigo fallando? ¿Será que no soy salvo?”

Muchos hijos de Dios sienten dolor, frustración y vergüenza cuando pecan. Y esa aflicción los lleva a dudar de su salvación. Pero ¿qué enseña realmente la Biblia?

1. La Biblia enseña que el creyente sigue luchando con el pecado

La Palabra jamás presenta la vida cristiana como una vida perfecta. Al contrario, afirma claramente que el creyente experimenta una batalla interna.

Pablo lo expresa con honestidad: “El querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.”

“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.” — Romanos 7:18-19

Pablo no está hablando antes de ser creyente. Está describiendo la lucha del cristiano regenerado que tiene dos naturalezas: una nueva en Cristo y una antigua que aún quiere dominar.

La presencia de esta lucha es evidencia de vida espiritual, no de condenación.

2. El pecado NO anula la salvación del creyente

Jesús no salva a los perfectos; salva a los que creen en Él. La salvación descansa en Su obra, no en nuestro desempeño.

Jesús dijo: “Al que viene a mí, no le echo fuera.” — Juan 6:37

Pablo afirma: “Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” — Romanos 8:1

Si fallar te hace pensar que ya no eres salvo, recuerda: Tu salvación no comenzó contigo, sino con Cristo. Y el que comenzó la buena obra en ti, la terminará (Filipenses 1:6).

3. La aflicción después de pecar es evidencia de salvación

El inconverso peca y no le importa.

El creyente peca, y le duele.

Ese dolor es obra del Espíritu Santo, quien convence, corrige y restaura.

Jesús dijo del Espíritu: “Convencerá al mundo de pecado.” — Juan 16:8

Cuando un cristiano se entristece por pecar, esa tristeza confirma que: su corazón ha sido cambiado, ama a Dios, y no quiere ofenderlo.

4. Dios disciplina al hijo, no al extraño

A veces el cristiano interpreta la disciplina de Dios como rechazo. Pero es todo lo contrario: es una señal de que somos de Él.

“Porque el Señor al que ama, disciplina…

Si se os deja sin disciplina… sois bastardos, y no hijos.” — Hebreos 12:6-8

Cuando Dios nos corrige, no es para expulsarnos, sino para perfeccionarnos.

5. La perfección no es la ausencia de pecado, sino la obediencia sincera

En la Biblia, “perfección” no significa nunca fallar. Significa madurez, un corazón sincero y fiel hacia Dios.

David pecó gravemente, pero Dios dijo de él:

“Varón conforme a mi corazón.” — Hechos 13:22

¿Por qué?

Porque David se arrepentía, se humillaba y volvía a Dios con sinceridad. Eso es lo que el Señor busca en nosotros.

6. Cristo intercede por los creyentes que luchan

Tu debilidad no te descalifica; te hace necesitar más la gracia de Cristo, que intercede a tu favor.

“Tenemos un Abogado para con el Padre, a Jesucristo el justo.” — 1 Juan 2:1

“Él vive siempre para interceder por ellos.” 

—Hebreos 7:25

Mientras tú luchas en la tierra, Cristo te defiende en el cielo.

El creyente puede fallar, pero Dios no falla.

Puedes tropezar, pero no caerás de Su mano.

Puedes llorar por tu pecado, pero nunca perderás su amor.

La Biblia enseña que la salvación es una obra comenzada por Dios, sostenida por Dios y concluida por Dios.

Tu lucha no demuestra que no eres salvo; demuestra que eres un hijo amado, en proceso de transformación.

LA MUJER VIRTUOSA


 

martes, 18 de noviembre de 2025

GoG y Magog


 

EL VERDADERO ÉXITO A LA LUZ DE DIOS

 


Vivimos en una época donde el “éxito” se ha convertido en un producto comercial. Se vende, se promociona, se promete. Hoy se aplaude al que acumula riqueza, dirige múltiples negocios, muestra lujos o presume prosperidad financiera. Para muchos, éxito es sinónimo de tener dinero, “ser su propio jefe”, “emprender sin límites”, “generar ingresos pasivos”, “vivir la vida sin restricciones”. Pero este concepto moderno de éxito no es el concepto bíblico.

La Palabra de Dios advierte que existen caminos que parecen buenos, pero terminan en destrucción (Proverbios 14:12). Y uno de esos caminos es el engaño del amor al dinero, que se disfraza como autosuperación, motivación y emprendimiento, pero termina robando el corazón, el tiempo y la fe.

1. El Falso Éxito: Una Promesa Vacía

Jesús dijo: “La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” —Lucas 12:15

El mundo dice: si no produces, no vales; si no tienes, no eres.

Pero Dios dice: no eres valioso por lo que acumulas, sino por quien eres en Cristo.

El falso éxito promete libertad, pero esclaviza; promete realización, pero deja vacío; promete identidad, pero solo produce orgullo y competencia.

2. El Amor al Dinero: El Ídolo Oculto del Siglo XXI

El problema no es la prosperidad.

El problema es el amor al dinero, que Pablo describe como la raíz de todos los males (1 Timoteo 6:10).

Hoy, muchos emprendedores hablan de mentalidad, de energías, de vibraciones, de “atraer riqueza”, pero omiten el temor de Dios, la humildad, la obediencia y la integridad.

El dinero es un buen siervo, pero un terrible amo.

3. La Prosperidad Bíblica es Diferente

No estás en contra de la prosperidad, y la Biblia tampoco.

Pero la prosperidad de Dios:

Está acompañada del temor del Señor

Produce generosidad, no orgullo

Forma carácter, no avaricia

Bendice el alma antes que los bolsillos

No destruye la familia ni consume la vida espiritual

Dios sí prospera, pero no a costa del alma:

“Porque ¿qué aprovechará al hombre si gana todo el mundo, y pierde su alma?” —Marcos 8:36

4. El Verdadero Éxito Bíblico

Cuando Dios habla de éxito (Josué 1:8), no menciona dinero, sino:

Obediencia

Meditación en la Palabra

Fidelidad

Integridad

Comunión con Él

Éxito, según Dios, es cumplir Su propósito, no acumular bienes.

Éxito es vivir para Cristo, no para uno mismo.

5. El Peligro de una Cultura de Emprendimientos Sin Dios

Muchos creyentes hoy siguen modelos seculares de éxito disfrazados de motivación. Pero cuando la fe es reemplazada por ambición, el altar es sustituido por la oficina, y el tiempo con Dios por cursos de “mentalidad de millonario”, caemos en una trampa espiritual.

Dios no está en contra de que emprendamos.

Está en contra de que idolatricemos el emprendimiento.

Consejos para ser exitosos según Dios:

1. Que Dios sea el centro, no el dinero

Antes de un proyecto, pregúntate:

¿Esto honra a Dios o solo alimenta mi ego?

2. Busca primero el Reino

Jesús prometió añadir lo demás… si Él es primero (Mateo 6:33).

3. Sé excelente, pero también agradecido

La excelencia sin gratitud genera orgullo.

4. Vive con contentamiento

El contentamiento es mayor riqueza que el dinero.

5. Trabaja, pero descansa en Dios

No todo depende de tu esfuerzo; depende de Su favor.

6. Si prosperas, prospera también en tu alma

Sin crecimiento espiritual, toda prosperidad es peligrosa.

7. Sé generoso

La generosidad rompe el poder del egoísmo y del amor al dinero.

8. Pregúntate cada cierto tiempo:

¿Estoy construyendo un reino… o mi propio reino?

El mundo seguirá persiguiendo un éxito vacío, pero nosotros no fuimos llamados a imitar al mundo, sino a reflejar a Cristo.

El verdadero éxito no se mide en cuentas bancarias, sino en vidas transformadas, obediencia fiel y un corazón que teme al Señor.

Donde otros buscan riquezas, tú busca sabiduría.

Donde otros persiguen fama, tú persigue la voluntad de Dios. Donde otros quieren ser grandes, tú busca ser fiel. Eso es éxito para Dios. Y lo que es éxito para Dios… es éxito verdadero.

EL FALSO APOSTOLADO AYER Y HOY



“Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.” —2 Corintios 11:13

En los días del apóstol Pablo, la iglesia experimentó un crecimiento acelerado, pero también enfrentó uno de sus mayores peligros: la infiltración de falsos apóstoles, hombres que aparentaban espiritualidad, utilizaban el lenguaje de la fe y se presentaban como si fueran enviados por Dios. No eran externos a la iglesia; eran personas que se movían dentro del círculo cristiano, pretendiendo autoridad espiritual.

Pablo los desenmascara con firmeza. Los llama lo que realmente eran: “obreros fraudulentos”, personas que buscaban posición, influencia y reconocimiento más que la gloria de Dios.

El peligro no era solo la falsedad de su mensaje, sino la apariencia convincente que presentaban. Era un fraude disfrazado de luz.

Y si esto ocurría en tiempos del apóstol Pablo, cuando la iglesia aún estaba bajo la guía directa de los testigos de Cristo, ¿cuánto más en nuestros tiempos?

Hoy también surgen voces, ministerios y “apóstoles” que reclaman autoridad divina sin dar evidencia bíblica, espiritual o moral de un verdadero llamado. Algunos comercializan la fe, otros manipulan emocionalmente a las personas, y otros, bajo un manto de espiritualidad, buscan seguidores más que discípulos de Cristo.

Advertencias para este Tiempo

1. Cuidado con aquellos que se exaltan a sí mismos

Los falsos apóstoles se recomiendan a sí mismos, no son recomendados por Dios ni por su carácter.

El verdadero siervo no busca título, busca servir.

2. Observe el fruto, no el discurso

Jesús dijo: “Por sus frutos los conoceréis”.

El fruto no es cuántos seguidores tienen ni cuánta prosperidad muestran, sino:

Santidad

Humildad

Amor al prójimo

Fidelidad a la Palabra

Integridad moral

3. No se deje impresionar por señales y discursos elocuentes

Pablo mismo dijo que los falsos ministros pueden presentarse “como ministros de justicia”.

Satanás se disfraza como ángel de luz; cuánto más sus ministros.

El verdadero apostolado no se prueba por espectáculo, sino por doctrina, carácter y sacrificio.

4. Examine toda enseñanza a la luz de la Escritura

No porque alguien use versículos significa que enseña la verdad.

Debemos hacer lo que hacían los bereanos:

“Escudriñar cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”.

5. Tenga cuidado con los líderes que buscan control total

Muchos falsos apóstoles ejercen un liderazgo abusivo, aislando a sus seguidores y colocándose como la única voz de Dios.

La verdadera autoridad espiritual libera, no esclaviza.

6. No siga a quienes lucran con la fe

Cuando el “evangelio” se convierte en un negocio personal, la cruz queda anulada.

Pablo trabajó con sus propias manos para no ser tropiezo.

Los falsos, en cambio, buscan enriquecerse a través del rebaño.

7. Ore por discernimiento espiritual

El discernimiento no es sospecha humana; es una obra del Espíritu Santo que revela aquello que parece correcto pero no lo es.

El falso apostolado no es un fenómeno moderno; es un viejo enemigo de la iglesia que sigue vigente. Por eso, hoy más que nunca, debemos mantenernos firmes en la Palabra, con el corazón humilde y los ojos espirituales abiertos.

Así como Pablo defendió la pureza del evangelio y exhortó a la iglesia a no dejarse seducir, también nosotros debemos permanecer alertas.

Porque donde hay verdad, siempre se levantará la imitación. Y donde hay luz, el enemigo siempre intentará introducir su sombra.

La bendición de caminar con Dios


 

LA IMPERFECCIÓN DEL CREYENTE Y LA FIDELIDAD DE DIOS

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