domingo, 12 de julio de 2015
TROMPITOS Y CANICAS LOS DE MIS TIEMPOS
Claro, me acuerdo de esos buenos tiempos. Pienso que mi generación debe ser de las últimas que teníamos esos juegos que nos deleitaban a diario. También jugábamos a las carreras de autos de juguete, volábamos cometas, jugábamos a las escondidas, a los policías y ladrones, al run-run con chapitas de gaseosas y cuántos juegos más. Cuando veo a los niños de esta generación y sus distraciones, pues veo que la mayoría de ellos están metidos en sus casas jugando al play station o en los ciber-cafés absorbidos en los juegos virtuales que los encandila. La generación net, como así se le llama creció junto con la computadora, los chicos de ahora tienen más tecnología que la mía, pero el problema es que se han convertido en esclavos de ella. Ellos se sienten bien en el ambiente del Internet donde todos son iguales, los chicos de ahora navegan mucho, tienen muchos amigos en el ciberespacio, pero tienen problemas de relaciones interpersonales en el mundo real. Son hábiles para la comunicación digital pero en el mundo real adolecen de esa habilidad. He visto que los juegos virtuales están cargados de violencia, de sangre y muerte; y estos juegos socavan los valores y ya no respetan los principios éticos. Me acuerdo que por los años 70 cuando todavía yo era niño hizo su aparición un famoso juego de red o de simulación llamado “Dungeons and Dragons” (Dragones y Mazmorras). Y éste fue el inicio de una industria multimillonaria que abarca juegos de mesa, naipes, libros interactivos, videojuegos y hasta juegos en vivo, en los que se escenifican las aventuras. Ahora hay millones de aficionados en todo el mundo con este tipo de juegos que han evolucionado tremendamente. Ya no veo a los niños en las calles jugar a los trompitos, a las canicas y a las escondidas; ya no veo a los niños salir al parque en grupo con bicicletas, o niñas jugando a la cocinita y a las muñecas, aunque quedan rezagos de mi generación que está dando sus últimos suspiros. Supongo que para cuando yo desaparezca de este mundo la niñez estará tan metida en su mundo virtual que amenaza romper por completo las relaciones interpersonales, y se sumirá en su claustro de fantasías porque está demostrado que ese escenario virtual es una forma de escape de una realidad que cada vez se torna más violenta y por supuesto nadie quiere aceptar, mucho menos comprometerse a solucionar. El único que puede darle equilibrio a nuestra vida es Dios, el único que nos puede enseñar a amar y a relacionarnos adecuadamente es Cristo cuando está en tu corazón. Requerimos de una generación de carne y hueso, no de autómatas que se están robotizando cada día con los juegos electrónicos, los celulares y las computadoras. Estamos perdiendo sensibilidad en un mundo que gime por ayuda. Sólo espero que Dios nos ayude a discernir nuestros actos y que no nos volvamos autistas despreocupados de nuestro entorno, sino solamente preocupados por nuestras necesidades y nuestras ambiciones en nuestra nube de fantasías olvidándonos de los demás. Para salir de esto debes buscar a Dios, hazlo ahora.
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