viernes, 10 de julio de 2015
LA HISTORIA QUE NO CONOCERAS
Dios nos dio la capacidad de poder conocer el pasado y el presente. Podemos tener gratos recuerdos que nos permiten revivir en nuestro corazón hermosos momentos que pasamos con los seres queridos, e incluso podemos seguir disfrutando de ellos porque están cerca a nosotros. Pero algo que desconocemos es el futuro, no sabemos lo que sucederá mañana, no sabemos lo que sucederá esta noche, ni tampoco lo que sucederá dentro de cinco minutos. Un creyente en Cristo que partió a la presencia del Señor anhelaba que sus hijos conocieran a Cristo como Señor y Salvador, era su oración constante y ferviente el poder ver la salvación de ellos. Sabía que algún día partiría de este mundo, pero quería irse con la seguridad de que también vería a sus hijos en el cielo. Lamentablemente se fue sin ver ese anhelo que por años guardaba en su corazón. Ahora uno que otro de sus hijos va a la iglesia y parece que están tomando las cosas de Dios con seriedad, pero esto es algo que desconoce su padre que está en el cielo. Muchos de los que partieron han deseado ver a sus hijos profesionales, casados, ver a sus nietos, ver algún problema judicial resuelto, ver cumplidas y pagadas sus deudas, reconciliados con sus enemigos. Quizá tener una casa propia o un automóvil o reencontrarse con un familiar de quien no han sabido nada. Todo esto es parte de una historia que tal vez muchos de nosotros no conoceremos y nos iremos con cierto desconsuelo de este mundo. Sabes aunque no tengas la fortuna de conocer lo que no conoces ahora, ten por cierto que hay un Dios que vela por tu vida y por tus necesidades y que si aprendes a entregarle tu corazón y caminar cada día con Él, pues también se dispondrá a tu favor y atenderá aquello por lo que ahora suspira tu corazón. Dios nunca desampara a sus hijos, ni tampoco es indiferente a ninguna de sus necesidades, por eso dice la biblia: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará” (Sal. 37:5). Y esto es cierto, el primer paso debes darlo tú, recibe a Cristo como tu Señor y Salvador, y entrégale todas tus necesidades que Él sabrá cómo actuar en el momento debido, pues la esperanza que arde en tu corazón cuando va encaminada a hacer su voluntad nunca será defraudada y Dios te guardará a ti y a tu descendencia, ¿crees que será así? Pues conforme a tu fe sea hecho: “Los hijos de tus siervos habitarán seguros, y su descendencia será establecida delante de ti” (Sal.102:28).
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