Hay canciones cristianas en las cuales ya no se menciona el
nombre de Jesús, mucho menos de Dios. Ahora se canta en segunda o tercera
persona, pero lo que no se sabe es a quién. Y claro, que esto es preocupante,
porque si no identificas a quien le diriges tu alabanza, pues uno puede pensar
que le cantas a cualquier persona. Puedes cantarle a un chico o chica, o quizá
al mismo enemigo. Y aunque pienso que esto tal vez no esté en la intención de
los cantantes, es decir, cantarle al príncipe de las tinieblas, sería bueno que
definan a quién le cantan y que mencionen el nombre, ¿acaso no saben que el
nombre de Jesús tiene poder? Y todo hay que hacerlo invocando su nombre: “Y
todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Col. 3:17). ¿O tal
vez sienten vergüenza de hacerlo? Espero que no, pero en realidad las canciones
cristianas de ahora adolecen de hacer uso del nombre que es sobre todo nombre,
pero no sólo eso, existen también las fallas doctrinales. Hace poco leí que un
reconocido dúo cristiano afirmó que ellos “no hacen teología al cantar”, algo
que me sorprendió sobremanera, porque creo que la cuestión teológica es
fundamental en la vida cristiana, y en todos los ámbitos que le atañe al
creyente. Si bien es cierto la teología es la ciencia que estudia a Dios y sus
atributos, pues no es menos cierto que todos los creyentes hacemos teología en
nuestro diario vivir, cada día aplicas tu conocimiento de Dios en la vida, la
forma como tú entiendes a Dios es como lo has de demostrar. Tú haces teología
en la forma como te comportas e interpretas los pensamientos de Dios, los
aplicas y los enseñas. Y claro que en las canciones expresas teología, porque
como dijimos es parte de tu experiencia con Dios. Uno se equivoca al pensar que
la teología es un cúmulo de conocimientos, algo así como lo que está en el
libro de Berkhof o Lacy y que debes saber de memoria o por lo menos entenderlo
para que sepas lo que es la teología. No hablamos de sólo conocimientos de
libros de autores y que es bueno leerlos, sino de una teología que sea parte de tu experiencia. Tú haces
teología cada día cuando haces tu devocional y oras y luego obedeces a Dios. Y
digo esto porque en muchas de las canciones que escucho puedo captar la
teología de los cantantes, y que revelan varios de ellos, pobreza doctrinal,
misticismo y hasta herejías, muchas veces camufladas con un ritmo musical melodioso, pegajoso,
cadencioso, que al final no nos interesa lo que digan. Si el salmista, como
ahora se le llama al cantante cristiano, canta bien y tiene buena música pues
bienvenido sea, sin importarnos qué es lo que afirme doctrinalmente. Ahora, si
estamos viviendo en un contexto donde se subliman las emociones, porque existen
creyentes poco dados a escudriñar las Escrituras, y prefieren inclinarse a las
experiencias sensoriales, visiones, sueños y cosas de ese tipo, sin ningún
asidero bíblico, peor aún. Tu ignorancia doctrinal, tu teología descentrada te
llevará por senderos peligrosos que no sólo tú los transitas, sino que hay
otros que lo han hecho antes que tú y han creado toda una escuela, que digo,
escuelas teológicas que tienen como bandera la contumacia doctrinal. Producto de
esto es precisamente la teología de la prosperidad, la teología de la
liberación, la teología de género entre otras tantas que creen que la biblia
las refrenda y están tan lejos de ser centradamente bíblicas. No pensemos que todo
aquél que usa la biblia está en lo correcto, mira al diablo que usó la biblia
para tentar a Jesús, y estaba abismalmente equivocado. Y las canciones “cristianas”
de hoy, no todas por supuesto, pero te aseguro que muchas de ellas sí, llevan
la semilla del error que te pueden satisfacer emocionalmente, pero no edifican
tu espíritu ni mucho menos el entendimiento para luego conducirte a cumplir con
la voluntad de Dios. Cuando veo los conciertos musicales cristianos donde notas
la algarabía juvenil, el paroxismo de las emociones, honestamente no le veo mucha
diferencia con los conciertos del mundo donde existe lo mismo. No creo que los
avivamientos vendrán por los conciertos musicales, no creo que el avivamiento
vendrá por campañas evangelísticas con predicadores “showman”, jocosos,
graciosos y payasos, pero desprovistos de una adecuada formación bíblica, que cuentan
sus experiencias en el más allá o sus extravagancias visionarias; tampoco creo
que el avivamiento vendrá porque participas de una maratónica. El avivamiento
de Dios vendrá cuando su pueblo empiece a leer la palabra de Dios, se quebrante
de corazón, se humille ante Dios, se disponga a cambiar y a hacer la voluntad
de Dios y renuncie al mundo. No nos adaptemos al mundo, renunciemos al mundo y
adaptémonos a Cristo. Dios le dijo a Jeremías: “Por tanto, así dijo Jehová: Si
te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares
lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te
conviertas a ellos” (Jer. 15:19). Es lamentable que predicadores, cantantes,
teólogos y muchos creyentes por querer tener su cuarto de hora de fama mundana
renuncian a sus principios, claudican de su fe, y venden su primogenitura por
un plato de lentejas. Hermano querido entendamos que Dios está esperando que su
pueblo se humille: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es
invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos
caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su
tierra (2 Cr. 7:14). Vivimos en una sociedad convulsionada por el pecado, la
injusticia, la corrupción, el alto índice de violencia y criminalidad. No nos
engañemos, no estamos viviendo un avivamiento, es sólo la parodia de un avivamiento,
porque los verdaderos avivamientos nos sólo afectan a la iglesia sino a toda la
sociedad, y producen un intenso deseo de buscar a Dios por medio de su palabra
y la oración, y en donde la alabanza y la música es celestial y bíblica. Estos
despertares espirituales producen creyentes doctrinalmente centrados y
defensores de la sana doctrina, y aunque todos tenemos el reto de serlo,
pensemos que algún día nos presentaremos ante Dios y esperemos hacerlo como
dice el apóstol Pablo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”
(2 Ti. 2:15). Dios nos ayude.
viernes, 5 de junio de 2015
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