martes, 2 de septiembre de 2025

Tú Salvación es segura



Muchos creyentes, a pesar de haber entregado su vida a Cristo, aún sienten dudas acerca de su salvación. Se preguntan si son realmente salvos, si hicieron lo correcto, o si sus errores y caídas los apartan del amor de Dios.

Pero la Palabra nos recuerda que la salvación no depende de nuestras obras, sino de la obra perfecta de Jesucristo en la cruz. El apóstol Juan escribió: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13). No dice “para que tengan la esperanza” o “para que lo intenten”, sino para que sepan.

El enemigo buscará sembrar dudas, pero la fe se fortalece recordando las promesas de Dios. Jesús mismo declaró: “El que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Eso significa que si le entregaste tu vida, Él no te rechaza, no te abandona, ni te deja a mitad de camino.

La salvación es un regalo inmerecido, asegurado por la sangre de Cristo y sellado por el Espíritu Santo. Cuando caemos, Su gracia nos levanta. Cuando dudamos, Su Palabra nos recuerda que somos hijos de Dios, y nada ni nadie nos podrá separar de Su amor (Romanos 8:38-39).

Así que, si has recibido a Cristo en tu corazón, descansa en esta verdad: ya eres salvo, no porque lo sientas, sino porque Dios lo prometió. Vive en esa certeza, y permite que la paz de Cristo llene tu corazón cada día.

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