lunes, 9 de junio de 2025

VOLVIENDO AL EVANGELIO VERDADERO: UN LLAMADO URGENTE A LA IGLESIA

 



En los últimos tiempos, hemos sido testigos de un cambio preocupante en el mensaje que se predica desde muchos púlpitos cristianos. Aunque el nombre de Jesús aún se menciona, el contenido del Evangelio que se proclama ha sido suavizado, acomodado y, en algunos casos, distorsionado. Nos encontramos con sermones que apelan más a la autoestima que a la santidad, al confort emocional más que a la convicción espiritual, y que exaltan al hombre en lugar de glorificar a Dios.

Un Evangelio que ha dejado de confrontar

Jesús inició su ministerio proclamando: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Sin embargo, en muchas iglesias hoy, la palabra “arrepentimiento” brilla por su ausencia. Se evita hablar del pecado, del juicio, de la cruz. Y sin arrepentimiento, no hay conversión genuina. Sin confrontación con nuestra condición caída, no hay verdadero encuentro con el Salvador.

Cuando el mensaje se enfoca únicamente en “cómo sentirnos mejor” o “cómo alcanzar nuestro potencial”, estamos dejando de lado la verdad más profunda del Evangelio: que necesitamos ser redimidos, porque estamos perdidos. No se trata de mejorar un poco nuestra vida; se trata de morir al yo y nacer de nuevo por la gracia de Dios.

El poder del Evangelio no está en su suavidad, sino en su verdad

El apóstol Pablo escribió: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación” (Romanos 1:16). Ese poder no radica en la capacidad de agradar a la audiencia, sino en la capacidad de transformar corazones endurecidos. El Evangelio hiere, sí, pero con la herida que sana. Es como una cirugía espiritual: corta profundamente, pero solo para extraer el cáncer del pecado.

Hoy vemos un evangelio centrado en el hombre, indulgente con el pecado, cómodo con la tibieza espiritual. Pero ese no es el mensaje que predicaron Jesús ni los apóstoles. Ellos proclamaron un mensaje que incomodaba a los fariseos, que transformaba a los pecadores y que muchas veces les costó la vida.

Volvamos al centro: Cristo y su cruz

La iglesia necesita despertar. Volver a las Escrituras. Volver al mensaje de la cruz, al llamado al arrepentimiento, a la urgencia de la salvación. No podemos permitir que el deseo de ser aceptados por el mundo nos lleve a silenciar lo que el mundo más necesita oír.

El evangelio no es una motivación pasajera, es una transformación eterna. No es un consuelo humano, es una intervención divina. Necesitamos predicar con valentía y convicción que Cristo vino a salvar lo que se había perdido, y que solo por medio del arrepentimiento y la fe en Él hay vida eterna.

El tiempo es ahora

Este no es un llamado a condenar, sino a despertar. El mundo necesita iglesias fieles, predicadores íntegros, creyentes comprometidos. El Evangelio de Jesucristo sigue siendo poder de Dios para salvación, y nosotros somos sus mensajeros. Que no se nos encuentre predicando otro mensaje. Volvamos al Evangelio verdadero. Volvamos a Cristo.


Walter Delgado

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