El celo ministerial entre líderes de la iglesia
es un tema importante y delicado. El celo puede ser una fuerza positiva cuando
se canaliza correctamente hacia el servicio, la enseñanza y el liderazgo
espiritual. Sin embargo, también puede volverse problemático si se manifiesta
de manera incorrecta, como la competencia, los celos malsanos o la búsqueda
egoísta de reconocimiento.
En la Biblia, encontramos varios pasajes que
abordan la actitud adecuada que los líderes de la iglesia deben tener hacia su
ministerio y hacia los demás líderes. Por ejemplo, en Filipenses 2:3-4 se nos
insta: "No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad
consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no
solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los
demás". Este pasaje destaca la importancia de la humildad y la
preocupación por el bienestar de los demás.
También en 1 Pedro 5:2-4, el apóstol Pedro
exhorta a los líderes de la iglesia a pastorear el rebaño con diligencia, no
por ganancia deshonesta, sino de manera desinteresada. La idea es liderar con
un corazón dispuesto y servicial, sin buscar ganancias personales a expensas de
la comunidad.
Es esencial que los líderes de la iglesia
cultiven una relación basada en la confianza mutua y el respeto. La competencia
y los celos pueden obstaculizar la unidad y el propósito común de glorificar a
Dios y edificar la iglesia. En cambio, los líderes deben trabajar juntos,
reconociendo y apreciando los dones y llamados específicos de cada uno, con el
objetivo de cumplir la Gran Comisión y avanzar en el Reino de Dios.
El celo ministerial puede ser promovido o no
por el que es la cabeza de los líderes o llamado también pastor titular. Si éste
es un hombre maduro espiritualmente entonces tendrá la habilidad de llevarse bien
con todos y promoverá los dones y talentos de sus allegados, sin ningún tipo de
envidia o egoísmo, y en el caso contrario, no dejará que alguno de ellos destaque
y como popularmente se dice: “le bajará la llanta”.
Puede haber varias razones de porqué un líder tiene
celos de sus compañeros de trabajo: perder su popularidad entre los miembros, el
temor a ser reemplazable, o perder su trabajo. ¿Cuántos Diotrefes existen en
nuestras iglesias que no escuchan razones? Como el caso que menciona Juan
apóstol en una de sus epístolas: “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes,
al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe”, 3 Jn. 1:9.
Dios nos libre de ser un líder así, por el contrario que nuestro corazón esté
lleno de amor por nuestros discípulos y nos alegremos al ver que destacan
sobremanera en lo que hacen más que nosotros y podamos tener la actitud de Juan
el bautista que cuando vio a Jesús al inicio de su ministerio dijo: “Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe”, Juan 3:30.
En conclusión, el celo ministerial entre
líderes de la iglesia debe estar arraigado en la humildad, el servicio y el
amor por los demás. Al mantener un enfoque centrado en Cristo y en el bienestar
de la comunidad, los líderes pueden trabajar juntos de manera efectiva para el
avance del Reino.
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