martes, 23 de enero de 2024

EL CELO MINISTERIAL

 


El celo ministerial entre líderes de la iglesia es un tema importante y delicado. El celo puede ser una fuerza positiva cuando se canaliza correctamente hacia el servicio, la enseñanza y el liderazgo espiritual. Sin embargo, también puede volverse problemático si se manifiesta de manera incorrecta, como la competencia, los celos malsanos o la búsqueda egoísta de reconocimiento.

En la Biblia, encontramos varios pasajes que abordan la actitud adecuada que los líderes de la iglesia deben tener hacia su ministerio y hacia los demás líderes. Por ejemplo, en Filipenses 2:3-4 se nos insta: "No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás". Este pasaje destaca la importancia de la humildad y la preocupación por el bienestar de los demás.

También en 1 Pedro 5:2-4, el apóstol Pedro exhorta a los líderes de la iglesia a pastorear el rebaño con diligencia, no por ganancia deshonesta, sino de manera desinteresada. La idea es liderar con un corazón dispuesto y servicial, sin buscar ganancias personales a expensas de la comunidad.

Es esencial que los líderes de la iglesia cultiven una relación basada en la confianza mutua y el respeto. La competencia y los celos pueden obstaculizar la unidad y el propósito común de glorificar a Dios y edificar la iglesia. En cambio, los líderes deben trabajar juntos, reconociendo y apreciando los dones y llamados específicos de cada uno, con el objetivo de cumplir la Gran Comisión y avanzar en el Reino de Dios.

El celo ministerial puede ser promovido o no por el que es la cabeza de los líderes o llamado también pastor titular. Si éste es un hombre maduro espiritualmente entonces tendrá la habilidad de llevarse bien con todos y promoverá los dones y talentos de sus allegados, sin ningún tipo de envidia o egoísmo, y en el caso contrario, no dejará que alguno de ellos destaque y como popularmente se dice: “le bajará la llanta”.

Puede haber varias razones de porqué un líder tiene celos de sus compañeros de trabajo: perder su popularidad entre los miembros, el temor a ser reemplazable, o perder su trabajo. ¿Cuántos Diotrefes existen en nuestras iglesias que no escuchan razones? Como el caso que menciona Juan apóstol en una de sus epístolas: “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe”, 3 Jn. 1:9. Dios nos libre de ser un líder así, por el contrario que nuestro corazón esté lleno de amor por nuestros discípulos y nos alegremos al ver que destacan sobremanera en lo que hacen más que nosotros y podamos tener la actitud de Juan el bautista que cuando vio a Jesús al inicio de su ministerio dijo: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”, Juan 3:30.

En conclusión, el celo ministerial entre líderes de la iglesia debe estar arraigado en la humildad, el servicio y el amor por los demás. Al mantener un enfoque centrado en Cristo y en el bienestar de la comunidad, los líderes pueden trabajar juntos de manera efectiva para el avance del Reino.

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