Los
días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta
años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y
volamos. ¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según que debes ser
temido? Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón
sabiduría. Sal. 90:10-12.
En
el versículo 10, Moisés señala la duración promedio de la vida humana,
estableciendo setenta años como la medida general y ochenta como una marca para
aquellos que son particularmente fuertes. Sin embargo, independientemente de
cuántos años vivamos, Moisés describe la experiencia humana como "molestia
y trabajo", enfatizando la efímera naturaleza de la existencia terrenal.
En
el versículo 11, Moisés reconoce la naturaleza temible de la ira y la
indignación de Dios. Aquí, se destaca la importancia de reconocer la soberanía
divina y la necesidad de temer a Dios en un sentido reverente y respetuoso.
El
versículo 12 contiene una poderosa oración: "Enséñanos de tal modo a
contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría". Moisés está
pidiendo a Dios que le ayude a él y a su pueblo a comprender la transitoriedad
de la vida y a vivir de manera sabia y reflexiva, reconociendo la importancia
de cada día.
Pienso
que este pasaje nos insta a reflexionar sobre la fragilidad de la vida, a
reconocer la autoridad divina y a buscar la sabiduría divina para vivir de una
manera significativa y consciente de la limitada naturaleza de nuestro tiempo
en la tierra.
Hay
que entender también que Dios no nos hizo para vivir poco tiempo, fuimos
creados para ser eternos. El rey Salomón dice en Ecl. 3:11: “Todo lo hizo
hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que
alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta
el fin”. El hombre no deja de ser eterno a pesar de ser pecador, y esto se
podrá comprobar en relación al lugar donde irá como destino final eterno, es
por eso la importancia de oír el evangelio de salvación porque Cristo vino para
esto: para salvarte y para que por medio de Él puedas acceder a la vida eterna
que ha preparado para todos los que creen en Él. Aprovecha esta gran
oportunidad y haz que tu eternidad esté asegurada en Cristo.
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