El
movimiento pentecostal, a lo largo del siglo XX y en los primeros años del
siglo XXI, es un fenómeno que ha sido tratado por la Iglesia Católica con poca
atención y, en la mayoría de las ocasiones, con desprecio. Pero con la llegada
del nuevo Papa, muchos esperan que se abra un nuevo camino en la Iglesia de
Roma que dé cabida a los nuevos movimientos y forme verdaderos “pentecostales
católicos”.
Así lo
expresó el obispo Norberto Strotmann, de Perú, en un simposio internacional
organizado en el Vaticano el pasado mes de abril por la Conferencia Episcopal
Alemana, con el título 'Evangélicos, pentecostales y carismáticos. Los nuevos
movimientos religiosos, un desafío para la Iglesia católica'. El Simposio venía
avalado por el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo para la Promoción de
la Unidad de los Cristianos.
En la
conferencia se explicó cómo en América Latina muchos católicos dejan la Iglesia
en la que fueron bautizados para ir a grupos pentecostales o evangélicos de
tipo carismático. Algo similar pasa en Asia y en África, donde los movimientos
cristianos que hacen énfasis en las manifestaciones de espiritualidad, la
comunión en grupos cálidos y acogedores, y un seguimiento sencillo de los
principios bíblicos basados en una relación personal con Jesús convence a
muchos.
Los expertos
invitados de América Latina explicaron esta situación y dieron claves sobre
“cómo evitar” esta pérdida de fieles católicos en la región, según explica la
agencia católica Zenit. La conclusión de ambos fue que hay que 'pentecostalizar'
la Iglesia Católica.
PÉRDIDA DE FIELES
Norberto
Strotmann, obispo de Chosica (Perú), misionero del Sagrado Corazón de origen
alemán, lo admite: “en América Latina, en 40 o 50 años hemos perdido como
mínimo el 15% de la feligresía frente a estos movimientos”.
El sociólogo
José L. Pérez, especialista en pastoral social, dijo que los católicos se hacen
pentecostales porque “allí encuentran experiencia de Dios, vivencia de
comunidad y una formación de la que carecían”.
“La gente
dice que con los pentecostales encuentran por primera vez una experiencia de
Dios, se sienten parte de una comunidad religiosa, y recién por primera vez
entienden y les interesa realmente el contenido de su fe”, explica José L.
Pérez. Señala que son cosas que se podrían vivir en la Iglesia católica, y que
si no las encuentran en el catolicismo “el problema no es teológico sino
pastoral, metodológico”.
Pérez hizo
una prueba ya en 1991. Les preguntó a mil católicos que se fueron a los
pentecostales: “Si esto que usted encontró en otros grupos, lo hubiera
encontrado en la Iglesia católica, ¿se hubiera salido?”. El 92 por ciento “me
dijo que no se hubiera marchado”.
LAS TRABAS DE LA JERARQUÍA
Por su parte, Strotmann manifestó que mientras
en Asia y África muchas iglesias católicas han adaptado ya la metodología
carismática, en América Latina aún no se ha hecho. El obispo llamó a una
renovación más profunda que no lleve a “combatir lo pentecostal y carismático”,
sino en “tener pentecostales y carismáticos católicos”, porque “funciona”.
El obispo
señaló la problemática de la pastoral, que en la Iglesia Católica, al estar tan
jerarquizada, se pierde. Mientras los pastores evangélicos atienden a grupos de
50, 100, o 200 personas de media, los católicos se encuentran con un panorama
más complejo. “Tengo un promedio de 15.000 feligreses por sacerdote, lo que
hace imposible una pastoral personalizada – dice Strotmann - Si no logramos en
los próximos diez años llenar esta distancia con la cercanía de colaboradores
laicales, las pérdidas para la Iglesia católica en América Latina podrían ser
mayores”.
CAMBIOS TANGIBLES
El sociólogo
católico José L. Pérez dice que por fin la Iglesia Católica entiende el reto.
“A diferencia de hace veinte años, ahora sí hay conciencia de la realidad. Lo
que antes se quería negar era que los pentecostales fuesen interlocutores
válidos, grupos religiosos válidos y se les llamaban sectas, como si les
lavaran el cerebro a los que se iban, unos ignorantes que iban a volver.
Después de más de veinte años seguimos esperando que vuelvan. Hace 22 años en
Perú ellos eran el 5%, ahora son un 15%”.
Strotmann
insiste en que la Iglesia Católica no supo organizarse para dar respuesta. “El
catolicismo, con su estructura clerical, necesitaría muchísimos más clérigos
para llegar a estas multitudes, y nunca tendrá tantos”, advierte.
José L.
Pérez considera un factor importante que las personas, al dejar el catolicismo
y hacerse evangélicos, cambiaron a mejor. “Gente que siendo católica era
borracha, le pegaba a su mujer o tenía varias mujeres, y de repente los ves
entrando a esos grupos y se vuelven personas trabajadoras, que dejan el alcohol
y reforman su vida; es la experiencia de la mayoría de los que están allí”,
afirmó.
FRANCISCO, ESPERANZA CATÓLICA
Strotmann cree que la Iglesia Católica no ha
sabido conectar con las inquietudes de la gente. “Cuando yo llegué al Perú, dos
tercios de los curas eran extranjeros”, dice este obispo misionero. “A veces
somos cerebrales, pero la comunicación en América Latina es otra cosa. No hay
la sensibilidad como Iglesia, de que la comunicación latina es mucho más emocional,
afectiva. Lo que puede aprender la Iglesia universal es la forma en que se
representa la fe en Hispanoamérica: de una forma sencilla y con una verdad que
pega y que trae alegría y no una pesadilla que me mata”.
Por eso pide
“dejar espacios para una mayor autoexpresión de la fe como vemos en los nuevos
movimientos”. “Si no se mueve algo pronto en América Latina, la pérdida del
catolicismo mundial puede ser considerable”, insiste el obispo.
Para José L.
Pérez la reacción católica está llegando. “Hay ya una efervescencia de los
movimientos apostólicos católicos, pero que no solamente va a quedar allí, sino
que será una efervescencia del catolicismo en general”, sostiene. Sin duda, esa
es la esperanza de muchos católicos tras la llegada del papa Francisco, que
este sociólogo considera clave para recuperar el terreno perdido en el
continente americano.
Fuentes:
ZENIT, Religión en Libertad
Editado por:
Protestante Digital 2013
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