Por Luis
Arias Ugalde. Luego de una indudable y sorpresiva decisión sin precedentes, la
casta católica determinará al su sucesor en los próximos 15 días. Semejante
suceso no tiene registro en la historia de la sucesión papal, (salvo hace 700
años) pues debido a la creencia de una ascendencia divina de los seres humanos
que toman este cargo, se les ha atribuido desde el inicio de la Edad Media
(aproximadamente desde el S. III de nuestra era) una sobre relevancia divina
que en términos comunes colocó a los Papas a lo largo de toda su historia hasta
antes de esta noticia como infalibles.
Es decir,
todos los seres humanos que han ocupado el puesto de Papas se les han atribuido
capacidades y dones los cuales los ubican como incapaces de cometer error
alguno, de ahí el dicho de ser “el representante de Dios ante los
hombres". No obstante, los tiempos actuales y el inminente avance de la
realidad bíblica aplicada a los seres humanos, mediante un sinfín de
congregaciones cristianas que basan su existencia en el estudio de la Biblia
han ejercido presión desde le época de la Reforma hacia la iglesia Católica, al
punto que de diferentes maneras la tradición católica se ha visto obligada a
efectuar cambios en sus formas y contenidos.
Es así que,
los sistemas de comunicación social de la Iglesia Católica en esta ocasión han
enviado información clara de que al ser Benedicto XVI un ser humano está en su
derecho ha dimitir, cuestión que ni por poco era posible tan solo hace 7 años
al ser elegido como Papa, pues por tradición católica, como ya dijimos se les
atribuyeron dotes divinos que obligaban su servicio hasta la muerte, tal y como
Jesús y el mismo apóstol Pedro lo hicieron.
De tal modo,
hoy día, el bloque de cardenales asociados a los altos puestos de la Iglesia
católica deberán votar y elegir al sucesor, y han mencionado que será el
Espíritu Santo quien lo elegirá debido a que como nunca antes (ni siquiera en
los sucesos más adversos enfrentados por la Iglesia Católica a lo largo de toda
su historia) han invitado a los feligreses de todo el mundo a orar para que le
elección sea realmente dirigida por el Espíritu de Dios.
Así también,
este último suceso denota el avance, como ya dijimos, de la realidad bíblica
aplicada a los seres humanos, motivo por el cual la Iglesia Católica enfrenta
la peor de sus crisis no por otra cosa, sino por la falta de prontitud a
responder ante las interrogantes de sus seguidores quienes leyendo la Biblia
encuentran grandes diferencias ante lo que aplican los líderes católicos.
Destacan dos labores de Benedicto XVI que seguro influyeron para su “renuncia”:
enfrentar las acusaciones para luego reprender públicamente a los sacerdotes
señalados como pederastas; y su cercanía con iglesias no católicas.
UNIVERSO
CRISTIANO
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